miércoles, mayo 05, 2010

Los que tienen ojos están viendo

A menos que se eleve sobre sí mismo,
qué cosa más pobre es el hombre
Samuel Daniel (1562-1619)
Escritor inglés.

El Presidente Chávez siempre repite la frase bíblica que reza “El que tenga ojos que vea” Es indiscutible que a estas alturas del juego los venezolanos, que tienen ojos ven y ven clarito, como en estos 11 años se ha desaprovechado la oportunidad más brillante que ha tenido Venezuela en toda su historia para salir del subdesarrollo y colocarse entre los países lideres en calidad de vida y oportunidades para sus habitantes. Más de 950 mil millones de dólares, que han ingresado sólo por concepto de la venta del petróleo, se han dilapidado y vamos de mal en peor. Los que tienen ojos están viendo.

Los servicios públicos que funcionaban aceptablemente hace 11 años, se han deteriorado dramáticamente. La electricidad está colapsada. No hay excusas. El gobierno nacional no invirtió lo previsto y los resultados están, aunque en la oscuridad, a la vista. En las ciudades, pueblos y caseríos el servicio de agua potable es de terror. Por las tuberías no llega ni aire, hay que comprar agua potable y en cisternas, la tarifa la aumentan y llegan al tupé de enviar avisos de cortes. Pareciera que lo hacen para molestar y provocar la paciencia de los vecinos. ¡Una barbaridad! Los que tienen ojos lo están viendo.

Los hospitales están en terapia intensiva, los módulos de barrio adentro que funcionan, lo hacen a duras penas y la mayoría están cerrados o abandonados. En síntesis el servicio de salud pública es una calamidad y las enfermedades endémicas que habían desaparecido están reapareciendo con tal fuerza que en muchas regiones diezman la población. En materia de educación, el drama es terrible. La calidad esta en descenso, las universidades no tienen presupuestos adecuados, las deudas que tienen con el personal obrero, administrativo y docente es astronómica y, un bachiller, para obtener un cupo tiene que pasar un vía crucis. Los que tienen ojos están viendo.

El costo de los alimentos, están por la estratosfera. No hay carne roja, el pollo y el pescado tienen precios prohibitivos. Las legumbres se dispararon a niveles inalcanzables. La Cebolla, el ají dulce, el pimentón, el montecito y los tomates, los aliñitos del pobre, ni hablar. Este último alcanza precios de hasta Bs. 50 el kilo, de muy mala calidad y si te lo quieres llevar. Nuestra producción endógena se desplomó, los productos que expenden en MERCAL y PDVAL son importados y los que buscan adquirirlos tienen que pagar bien caro su atrevimiento. Largas colas desde la madrugada para llevarse dos pollitos y otros productos cuya calidad no es la mejor. Los que tienen ojos están viendo.

Por los vientos que soplan, la situación no mejorará en el corto plazo. Los venezolanos vemos con dolor, desesperación e impotencia que el gobierno nacional no tiene intención de estimular el aparato productivo interno y se desvive por una economía de puertos. Todo lo que consumimos, repito, es importado, lo que lleva implícito la activación de aparato productivo y el subsidio a los productores de otros países. Eso lo llaman socialismo del siglo XXI. Oscuridad para la casa y luz incandescente para la calle. Los que tienen ojos están viendo.

Este es un pueblo pobre, pero digno. Este 26 de septiembre el pueblo se elevará sobre sí mismo y sobre este gobierno hambreador y seguro colocará las cosas en su sitio. A la hora de pagar nadie es tramposo. Los que tienen ojos están viendo y esperando ese día. Anótenlo.

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