una fortaleza sin guarnición”
Napoleón Bonaparte (1769-1821)
Emperador de Francia (1804-1815)
En Venezuela, desde que se promulgó la Constitución del 1961, se previó, que mediante el desarrollo de una ley, elegiríamos nuestras autoridades locales y regionales en elecciones universales, directas y secretas. Hasta finales del año 1989, cuando elegimos a los primeros gobernadores, alcaldes, concejales y legisladores por circuitos, se omitió esa disposición constitucional. En el tiempo que duró esa enajenación de la soberanía popular, la sociedad democrática libró, muchas batallas, hasta ganar la guerra al poder central. ¿Es tan frágil nuestra memoria? Particularmente no lo creo.
En diciembre del año 1989, elegidas nuestras primeras autoridades locales y regionales, se iniciaron unas nuevas batallas. Las leyes aprobadas para elegir alcaldes y gobernadores contemplaban competencias, pero el poder central, se reservaba los recursos. El peregrinaje en Caracas de esas autoridades para obtener los dineros que por ley nos correspondían era permanente. Había que consignar proyectos, hace lobby, pagar vacunas y armarse de paciencia para no claudicar en el intento. Lentamente eso se fue corrigiendo, se aprobó la ley de transferencia y las cosas fueron colocándose en su santo lugar. Persistían las fallas pero habíamos avanzado un excelente trecho en beneficio de las comunidades. Avivemos la memoria
¿Cuál era la expectativa de los vecinos logrado estos avances democráticos? La profundización indiscutiblemente. Tenemos derecho a la autodeterminación de nuestras localidades y regiones. Las decisiones y los recursos para la solución de nuestros problemas deben ser tomadas y administradas por las autoridades que elegimos mediante el voto popular en plena concertación con los vecinos. Nadie mejor que los vecinos, en ejercicio de la democracia “participativa y protagónica” para opinar, orientar, fijar prioridades, ejecutar los presupuestos y solucionar los problemas que los afectan in situ. Ese era, es y será el espíritu, propósito y razón de la descentralización y elección mediante el voto popular de nuestras autoridades más cercanas. Está prohibido olvidar, siempre es bueno apelar a la nuestra memoria.
Esta apretada síntesis la hago para que la gente, se percate de una vez por todas, del zarpazo que el poder central, en nombre de una caricatura de revolución, le está propinando al avance democrático más revolucionario de los 50 años de democracia. La cuestión no es contra Ledezma. El golpe de estado es contra la constitución, las leyes y la voluntad popular. Nos están retrotrayendo a los tiempos de la cuarta república dónde el DEDAZO del poder central dejaba sin resuello a los vecinos y nos obligaba a suplicar la decisión y los dineros hasta para cambiar un bombillo del alumbrado público. ¿Eran tan buenos los procedimientos dedocráticos de la IV república? Frágil la memoria del comandante.
Al DEDAZO Mexicano, al menos, le daban legitimidad mediante el voto popular. El DEDAZO de Chávez es más brutal, salvaje y troglodita. El pueblo elige a sus alcaldes y gobernadores y él irrespetando la voluntad popular nombra con su dedo a unas autoridades espurias subvirtiendo el orden constitucional. Hay que ser bien audaz, para reconocer que “como antes era mejor” ¿Y el soberano? Haga memoria comandante. El que juega con candela corre el grave riego de quemarse. Muy peligroso burlarse del pueblo.