miércoles, mayo 04, 2011

Veleidades chavistas

Casi siempre la burla arguye pobreza de espíritu
Jean de la Bruyere (1645 – 1696)
Filósofo y escritor francés.


HIPOCRESÍA: bien burda la que practican algunos gobernadores y alcaldes. Los problemas locales y regionales son nacionales y viceversa. Cuando los gobiernos son rojos rojitos a todos los niveles, dicen con orgullo: “Somos un sólo gobierno” “Somos los representantes del Proyecto Simón Bolívar” Esa es la verdad. Los rojos disfrutan de todo el poder y los recursos. La cuestión cambia cuando se habla del derrumbe de las carreteras, la construcción de autopistas, los servicios de agua, electricidad y gas, etc. “Eso a mi no me toca”. Esas competencias son del gobierno central. ¿Y entonces? Hay que ser coherente y no cometer tantas veleidades. Los propios aliados, dejan al comandante-presidente, como ineficiente, incompetente e inútil. Lo dicen sin empacho para evadir la responsabilidad ante el desastre. A confesión de parte, dicen los juristas, relevo de pruebas.


INVEROSÍMIL: mientras el alto mando rojo rojito, liderados por el comandante-presidente, lloran las muertes del hijo de Gadafi y Bin Laden, ocurridas allende los mares, puertas adentro, olvidan deliberadamente el sacrificio e inmolación del productor agropecuario Franklin Brito, los miles de muertos frutos de la inseguridad, voltean para otro lado, cuando sus propios aliados ante una legítima protesta llevan “gas del bueno” y, los hijos de la patria son víctimas de una salvaje, brutal e irracional represión en la patria chica del comandante-presidente. La Asamblea Nacional, no investiga, no abre el debate, la defensoría del pueblo mantiene un silencio cómplice, los tribunales criminalizan la protesta y mantienen bajo régimen de presentación a los inocentes. ¿Sentimiento revolucionario? Llantos exógenos e insensibilidad endógena. En Las elecciones presidenciales del 2012, el supremo e inapelable tribunal del pueblo, les ablandará el corazón. A la hora de pagar nadie es tramposo.

INFLACIÓN: salvaje, brutal e incontrolable la que distingue la política económica chavista. En gobierno maquilla cifras. Dice que detiene y baja los índices inflacionarios. ¿A quién engañan? los burócratas, no van al mercado, disfrutan de ingresos ilimitados, gozan las delicias del poder perdiendo de vista la dolorosa realidad. Los venezolanos de a pie, que somos la inmensa mayoría, sabemos como se bate el cobre en los mercados y no tenemos más opción, que vivir con el cinturón bien ajustado. Los hechos son tercos y, por más que atosiguen con campañas mediáticas, la inflación avanza a paso de vencedores. Basta salir a la calle para percatarse del salvaje, brutal e incontrolable costo de la vida.

EXPLOTARON: los vecinos de los sectores populares Parque Ferial y Santa Inés. El peor alcalde de la historia de la ciudad, aparte de no solucionarles los graves problemas de agua, mal estado de las calles, basura, maleza e inseguridad, se les convirtió en parte del problema. Construyó una batea en la entrada a la ciudad, que recoge las aguas de lluvia y estas arrastran cuanta inmundicia recogen a su caudaloso paso y las lleva hasta las viviendas de estas populosas comunidades. El inepto, ostenta un título de ingeniero, el cual los chavistas, ante las tortas que pone cuando construye “sus” adefesios que llama obras, dicen que solicitarán a la universidad que se lo otorgó, que revise esa acreditación. Ellos son rojos rojitos y se entienden, mientras tanto los vecinos andan como plancha e’ chino. Les corrigen la situación, construyen los drenajes o la salida de la ciudad para la zona norte, se convertirá en un permanente campo de batalla vecinal. Y…con mucha razón.

JUSTIFICACIÓN: bien sui generis, la que hace Chávez para explicar, la vuelta de del PMVP, que ya fracasó como la panacea para detener y bajar la inflación en la época de Lusinchi. El remedio resultó y resultará, mientras no se reactive el aparato productivo del país, peor que la enfermedad. Con el control de precio, que ya existe y nadie respeta, argumenta el Presidente, controlará “la voracidad del mercado y la oligarquía”. Uno pregunta ¿Cómo controlará el mercado de cabillas y el cemento? ¿De quién es la voracidad? ¿Cuál oligarquía controla la venta de cabillas y el cemento? La ley entra por casa. Una vez que las empresas productoras de cabilla y cemento, fueron “gobiernizadas” esos materiales de construcción, cuando aparecen en el mercado, las venden bajo estricto racionamiento y bajo largas, extenuantes e interminables colas. Los que aspire adquirir grandes cantidades, deben pagar precios exorbitantes. Ojala controlen la voracidad de ese mercado y esa oligarquía. La tiene de bombita el comandante en jefe. Nunca olvidéis la sabia sentencia del Libertador: “Llamarse jefe para no serlo es el colmo de la miseria” ¿Control de precios en medio de la escasez? Una burla más. Anótenlo.

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