jueves, octubre 02, 2008

¡Ni una traición más!

Hay una cierta calidad de cortesía
que es siempre es señal de traición

Francois Mauriac (1885-1970)
Escritor francés galardonado con el premio Nobel.

Los últimos acontecimientos parecieran corroborar, lo que aseguran muchos ilustrados políticos “Tanto en la guerra como en una campaña electoral la primera víctima es la verdad” Fundamentados en esa máxima, muchos actores políticos utilizan el arma de la mentira para intentar asesinar la verdad. Empero, los hechos y las realidades son tercos y antes que canta el gallo, la verdad, que no necesita defensores, brilla de nuevo en el firmamento con tal intensidad que enceguece a muchas nulidades engreídas que alardean gozar de excelente visibilidad en el campo minado de la política. No ven la verdad aunque les rumbee en las narices al ritmo de una zamba. No hay peor ciego que el que no quiere ver.

Los que ayer defendían a las víctimas del genocidio laboral petrolero, ahora en nombre de una falsa unidad, se acuerdan con los victimarios con la única intención de intentar descalificar, desprestigiar, denigrar y hasta anular a los que siempre han actuado con autenticidad, lealtad a sus principios, honestidad, rectitud y pundonor. ¿A quién o quienes pretenden engañar buscando apoyos en grupos que ayer nada más eran y fueron sus víctimas? ¿No les bastó la lección de Arias Cárdenas? ¿Creen de verdad que la unidad requiere dejar pasar, a la vista de todos, caballos de Troya? Los que hoy se refocilan y solazan en esas falsas y temerarias unidades, mañana pueden estar llorando lagrimas de sangre. No hay peor ciego que el que no quiere ver.

En estos tiempos, donde la comunicación es tan fluida, veloz y veraz, sólo son engañados los que se quieren dejarse engañar – o comprar para hacerse el loco o los locos – de otra manera no se justifica, que existiendo un verdadero, honesto, autentico y probado liderazgo opositor, muchos débiles de espíritu, de moral, de ética y de bolsillo, estén apoyando irrestrictamente a sus verdugos de ayer, a sus verdugos de hoy y seguros verdugos de mañana. El trapo rojo de Chávez que enarbolan para justificar semejantes conductas impúdicas, no justifican ni justificarán el daño que le pretenden infligir a toda una comunidad en nombre de una fingida y simulada unidad. Lo que está a la vista no necesita anteojos.

Este pueblo no resiste una traición más. Hay que tener fortaleza de espíritu. Lealtad a los principios. Consecuencia con el discurso que se pregona y responder a los sectores democráticos con la nobleza, rectitud y honestidad que merecen. Los resultados del 2D, a mi humilde entender están siendo muy mal interpretados en Anzoátegui, ¿La gente quiere de verdad ver a los partidos políticos de oposición estregados a los pié de los oportunistas que ayer mismo los atropellaban guindados de la chaqueta de Chávez? ¿Suscribe de verdad, la sociedad democrática la rebatiña nepótica que se desató en Anzoátegui para asaltar el poder? Colocándole el oído al pueblo estoy convencido que el procedimiento es negativo y no los pueden cobrar con creces en las urnas electorales este 23N. El que tenga ojos que vea y rectifique a tiempo.
Es posible que en algunos sectores del mundo político estén convencidos que en una campaña electoral la primera víctima es la verdad, pero en el pueblo llano, ese que sabe más que corocoro frito, la verdad es la que orienta la intención del voto, los puede sorprender con unos resultados adversos y luego no busquen chivos expiatorios, los que se dejan hoy lisonjear con ciertas cortesías, tienen que asumir su barranco. En estás elecciones del 23N hay que abrir los ojos. El pueblo no resiste ni merece una traición más. ¡Vale!

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