miércoles, septiembre 27, 2006

El candidato de Fidel

“La verdad es siempre extraña.
Es más extraña que la ficción”

Byron.
En el proceso electoral presidencial que se avecina, hay dos candidatos. Uno representa al sátrapa cubano y el otro al pueblo venezolano. No existe un ápice de dudas de que si el sistema electoral fuese confiable, la victoria estaría garantizada para quien representa nuestro gentilicio, nuestra soberanía y tendríamos al títere de Cuba trabajando preaviso como acertadamente lo dice el filosofo de Musipán. Empero, lo mangos no están bajitos. El Registro Electoral Permanente está contaminado, las maquinas capta huellas ponen en peligro el secreto de voto y las maquinitas bidireccionales no garantizan el conteo correcto de los votos. La gente quiere votar, no botar su voto, pero con su asistencia, sin posibilidad de elegir, puede legitimar al candidato de Fidel. En guerra avisada…

Ese es el quid del problema que se cierne sobre nuestro sistema democrático. El candidato de Fidel, pretende que los venezolanos acudamos solícitos a las urnas electorales, que previamente estarán secuestradas por un Plan República que cuenta con 18.000 reservistas y responden a sus intereses electorales, no permite la entrada a las mesas electorales de los testigos de la oposición, sólo entran sus partidarios. En esas condiciones tienen el fraude garantizado. Conectan las maquinas al servidor del CNE, envían los datos sin imprimir el acta final con los resultados, luego que verifican, manipulan y cambian los resultados, ordenan a sus acólitos imprimir el acta, la firman, empaquetan y la entregan a los miembros del Plan República que niegan, fusil en mano, la posibilidad de cotejar las boletas físicas con el resultado del acta. En la madrugada anuncian los resultados y ofrecen para los próximos días, hacer una “exhaustiva auditoria” pero en las mesas que ellos previamente seleccionan. Hasta ahora, ha sido su modus faciendi y no se vislumbra por ninguna parte un cambio de obrar o que los candidatos luchen para obligarlos a que se aplique la ley. Es un grito a tiempo porque después de ojo sacao…

Hay gente que empieza a repetir las “ingenuidades” previas al referéndum revocatorio. Las elecciones están blindadas, esta vez ganamos y cobramos, votamos y nos quedamos para que cuenten nuestros votos, sacaremos el pueblo a la calle, desconoceremos el régimen, sin percatarse que después de ojo sacado no vale Santa Lucia. Observen lo que pasó en Perú. Hubo fraude y lo determinó gente opositora en el organismo electoral. En el año 1952 había gente de URD en el máximo organismo comicial y ante el escandaloso fraude hasta los que representaban al régimen renunciaron, en Ucrania la oposición también contaba con su gente en el ente comicial y fueron ellos, no otros, los que determinaron, denunciaron y probaron el fraude. Aquí en Venezuela todos son rojos, ganan sueldos millonarios, cobran, se dan el vuelto y encubren cualquier barbaridad con tal de garantizar sus inmensos privilegios. ¿Qué será de la vida de Sobella Mejías? Calladita y jubilada con más de Bs. 20 millones mensuales. Ella conoce el monstruo por dentro. ¿Y entonces? ¿Es confiable el sistema electoral? ¿Por qué calla? Miren, ponen a uno caprichoso, por decir lo menos.

La flamante presidenta del CNE, asiste a los programas de opinión y dice que todos los candidatos cuando se inscribieron aceptaron las reglas del juego. ¿Y porqué no asistimos a las elecciones parlamentarias? ¿Han cambiado las condiciones? ¿Ahora son mejores o peores? ¿Serán tan ingenuos los actores de este circo? ¿Todo esto es inocente? Hay que tener mucho cuidado, porque la frustración el 4 de diciembre puede ser de muerte lenta.
Entre el candidato de Fidel y el candidato del pueblo venezolano, no hay dudas estamos con el nuestro. Vamos a luchar para que se garanticen elecciones limpias, transparentes y confiables para todos, antes del proceso, no después y no hay dudas que el triunfo del candidato del pueblo será clamoroso. De lo contrario, vamos directo al matadero y no es ficción es la verdad. Dígalo ahí, mi negra.

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