miércoles, julio 26, 2006

Tarzán: La comunidad no es cándida

“Nunca sabréis quienes son vuestros amigos
hasta que caigáis en la desgracia”

Napoleón I
Hay gente especialista en ejercitar la hipocresía. Han vivido, viven y vivirán de la política, pero lo niega en pleno ejercicio de la actividad. Montan show mediáticos, extorsionan, matraquean, timan, destruyen, se promocionan, alcanzan cargos de elección popular, atracan y cuando los van a denunciar, inventan enfermedades, se victimizan, manipulan, engañan, momentáneamente resultan ilesos, creen que lograron la impunidad en los tribunales, pero como tienen un profundo desprecio por la opinión pública, pretenden ignorar que el infalible tribunal de la opinión pública ya los condenó, execró y como son unos desechos tóxicos, no pueden ser protagonistas políticos, vuelven a sus andanzas mediáticas, en la orbita oficial, intentando lavarse el rostro. El Tarzán es un mercenario del micrófono, corrupto, delincuente y pillo impúdico. En Guanipa no lo quieren ni de vecino.

Acertadamente Abraham Lincoln sentenció “Se puede engañar todo el tiempo a una parte del pueblo y a todo el pueblo una parte del tiempo, pero no se puede engañar todo el tiempo a todo el pueblo”. Esto sucedió con la orbita oficial y su mercenario del micrófono. Está descubierto. No engaña a nadie. Todo el pueblo esta consciente que es un ladrón, chantajista, matraqueador y timador que, ahora, valiéndose en su condición de asesor del Rey Maula y cachorro de don Bombillo, actúa a sus anchas de manera obscena, ventajista y alevosa para atacar a quien ostente un cargo de elección popular o por designación en el sector público que no se preste a sus pretensiones crematísticas, le cae encima como piraña para intentar destruirlo moral y éticamente junto a su núcleo familiar y colaboradores más cercanos. Es una campaña despiadada, enfermiza y peor orquestada, la que emprende. Nadie le cree. Los de la cuarta y los de la quinta conocen perfectamente que estamos en presencia del peor apóstata y malhechor proveniente de Maripa, que haya pisado nuestra sufrida Mesa de Guanipa.

El sujeto es tan sórdido que pretende meter a todo el mundo es su mismo inmundo saco. El que no este de acuerdo con su conducta inmoral está vendido o por venderse. ¡Que barbaridad! Quién está entregado, tarifado y arrastrándose como un reptil es precisamente este despreciable espécimen. No tiene un ápice de dignidad, moral, mucho menos ética para ejercer la comunicación social. Es, repito, un desecho toxico que vive a expensas del erario municipal. Ofende, atropella, veja, manipula, injuria, ultraja vilipendia, expone al escarnio público a los más débiles, sólo invita a los que ostentan el poder para obtener su beneficio personal y no da un pequeño respiro a los que con sus perversidades, villanías e indignidades va destruyendo en el camino.

A este mercenario del micrófono, cada día se le pone el mundo más chiquitico. El círculo de amigos se le reduce. Más temprano que tarde tendrá que darse cuenta que no es lo mismo matar, ver morir, que cuando le toque definitivamente. Todas sus víctimas, hoy el gobernador y su familia, ayer nosotros y mañana el que hoy lo utiliza desangrando el tesoro municipal dirán al unísono: Nunca nos equivocamos con el tipo. El atraco que perpetró a la alcaldía de Guanipa no tiene parangón en la historia municipal de Venezuela.
Entiendo que es difícil tener razón a tiempo. La diferencia entre el Rey Maula, mi persona, la mayoría de los concejales, la generalidad de los líderes políticos del gobierno y de la oposición, los diputados al CRL, el gobernador y su familia, empresarios y la casi totalidad de la comunidad es que, sin ningún vínculo político, religioso, amistoso, crematístico, tenemos, con ese fariseo, razón a tiempo: Es un delincuente, desagradecido y punto. Espera que el Rey Maula pierda el podercito. Arriero somos y en el camino andamos. No olvidéis, Tarzán, la comunidad no es cándida.

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