miércoles, marzo 21, 2012

Hipersensibilidad revolucionaria

El sentido del humor consiste en saber reírse de las propias desagracias
Alfredo Landa (1933 -  )
Actor español.

Nunca antes en la historia de Venezuela, un gobierno fracasado, había tenido una dermis tan hipersensible. Interpretan caricaturas a leal saber y entender. Los autores, echadores de broma profesionales, son condenados por racistas. Pura interpretación, repito. El líder del proceso de destrucción nacional, molestó con una caricatura, le preguntó públicamente a Pedro León Zapata ¿Cuánto te pagan? Uno puede inferir, sin temor a equívocos, lo mismo que le han pagado toda la vida. Ningún Presidente de la mal llamada cuarta República cuestionó el genio humorístico de Zapata. Y mire que les echó con ganas.

Nadie es dueño absoluto de la razón. Lo que si puede hacer, con total libertad, cualquier ciudadano, es comparar y juzgar. ¿Quién o quienes se han expresado de la alta jerarquía católica – de los vivos y de los muertos – en forma obscena? ¿Quién o quienes han descalificado las decisiones de los magistrados del TSJ en tono insultante? ¿Quién o quienes se han dirigido a los dueños, directores y periodistas de medios de comunicación tildándolos de traidores a la patria? ¿Quién o quienes utilizan un medio de comunicación, dizque de todos los venezolanos, para vilipendiar, injuriar y descalificar a quien o quienes les viene en gana? No son caricaturas. Es plomo verbal grueso, soez, vulgar, escatológico y de baja estofa. No hay margen para interpretar. Es directo, al pecho, al alma y la dignidad de las víctimas. Y sin aviso y sin protesto.

El Gral. Carlos Soublette, Presidente de la República (1843 – 1847), dijo en una oportunidad que “Es preferible que el pueblo se ría del Presidente y no que el Presidente se ría de su pueblo” En este país de echadores de broma, los caricaturistas, humoristas, cómicos,  comediantes, satíricos y muchos ingeniosos escritores, se han burlado de todos los gobernantes y sus gobiernos. Nos han hecho reír de nuestras propias desgracias. Ninguno había caído en desgracia. Entonces, imaginemos por un momento, a este gobierno, bajo las finas, mordaces, sarcásticas e irónicas  plumas de Alfredo Tarre Murzi (Sanín) o José Ignacio Cabrujas. Uno de derecha y otro de izquierda, para sólo mencionar 2, ya fallecidos.  Bueno, ya los tuvieran tras las rejas o exiliados.

¿Cuánto le pagan a RAYMA o WEIL? ¿Cuánto le pagaban a Alfredo Tarre Murzi (Sanín), José Ignacio Cabrujas o al mismo Ibsen Martínez, que también escribía en esa era democrática y de plena libertad de expresión? Lo mismo que le pagan a este machacador de cuartillas ¡Nada! Justo es reconocer, que (Sanín), fue víctima de un atentado, atribuido a Blanca Ibáñez. Cierto o falso quedó la duda razonable. En todo caso, nadie se atrevió, desde Miraflores a despotricar contra la iglesia, la prensa, los sindicatos y mucho menos contra todo aquel que no pensara como el amo del poder. He allí la diferencia.

La popularidad, como la medicina, tiene fecha de vencimiento. El enfermo, igual que el abandonado del amor de las masas, sufre de hipersensibilidad. Hasta los caricaturistas están cogiendo su ración de BOTA militar e hipersensibilidad revolucionaria ¡Cuídate Saúl! Nos cierran Antorcha en esta democracia participativa y protagónica y a llorar al valle. Gracias a Dios hay un 07 de octubre. Amanecerá y veremos.

No hay comentarios.: