miércoles, marzo 16, 2011

El candidato presidencial ¿Sin pasado?

Reyes o gobernantes no son lo que llevan cetro, sino los que saben mandar
Sócrates (470 – 399 a.C.)
Filosofo griego.


El poeta panameño, Rubén Blades, en una excelente melodía, nos recuerda: cinco millones de historias tiene la ciudad de New York. En el momento que colocó su pieza musical “Pedro Navaja” en los primeros puestos de hit parade mundial, esa ciudad del imperio, tenía aproximadamente esa cantidad de habitantes. Ratificaba una vez más, que los seres humanos, todos, absolutamente todos, tenemos una historia. El que no la tenga nació y no vivió.

Es sorprendente, entonces, que algunas almas cándidas, cuando le mencionan el nombre de un líder político que aspira un cargo de elección popular, exclamen ¡Ese tiene pasado! o también ¡Lo ligaran al pasado! y adicionan que prefieren ¡Uno nuevo! Limpio de polvo y paja, pues. Chávez, tenía un pasado de conspirador y golpista fracasado y la gente lo premió por NUEVO. Los resultados están a la vista: doce años de fracaso. ¿Entonces? Ese es el pasado que hay que derrotar. Hay que olvidarse de cursilerías.

Un líder de 30 años o más, obviamente, tiene una historia, posee un pasado, debe ostentar una trayectoria pública conocida. El quid del problema está en la percepción que tenga el colectivo de sus ejecutorias. Nadie es monedita de oro para caerles bien a todos. El hombre perfecto no existe. Vamos a las primarias y escojamos con buen criterio el mejor. De lo que no debe haber dudas es que, la experiencia marca la diferencia y la experiencia se va adquiriendo en el transito por la vida. No soslayemos lo obvio. Todos tenemos pasado.

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela exige para optar a la Presidencia de la República tener 30 años cumplidos, estar en estado seglar y no estar sometido a condena mediante sentencia definitivamente firme y estar en pleno goce de sus derechos. No hay más limitaciones. El que tenga 30 años o más, alguna huella en la vida ha dejado. Eso se llama pasado y venir del pasado. Caminante no hay camino se hace caminos al andar, nos ilustra el poeta español Antonio Machado.

Ahora bien, según el criterio de los descalificadores de oficio, el aspirante debe ser de agencia, nuevecito, sacado de un closet limpio de polvo y paja, para presentarlo como candidato. ¡Un impoluto! Ese no existe y sí persistimos en buscarlo, nos quedaremos sin candidato y de colocar a alguien inexperto, por NUEVO, corremos el riesgo de que una vez victorioso, no tenga idea de dónde está parado, ponga la torta y luego vengan las frustraciones, las desazones y lamentaciones. No olvidemos que la camarilla cívico-militar que nos desgobierna, recibió la bendición electoral por NUEVOS. Nadie les espetó en la cara sus pasados conspirativos y golpistas. Los resultados están a la vista. Por NUEVOS, incapaces, ambiciosos y corruptos fracasaron. Lo que esta a la vista no necesita anteojos.

La situación del país no está para cursilerías. Venezuela requiere a partir del 2 de febrero del 2012, un líder con suficiente experiencia, conocimiento de causa, capacidad gerencial, coraje, valentía, decente, eficiente, noción para liderar una gran concertación nacional y una experiencia exitosa en los cargos públicos que le ha tocado ejercer. El mar de aguas procelosas que le tocará atravesar requiere mucha pericia y experticia. No es tiempo de improvisaciones.

Convencido estoy que la unidad es indispensable. Es el presupuesto indispensable para ganar. Respeto, aprecio y reconozco las virtudes de todos los que hasta hoy, han asomado su legítima aspiración a participar en las primarias, para ser el abanderado de la sociedad democrática. Todos tienen su historia pasada. Ninguno es virgen. Virtudes y errores, como a todo ser humano, le adornan la trayectoria pública. Lo valioso es que, el balance es ampliamente positivo a sus ejecutorias y, están comprometidos con la unidad. Eso es lo más importante.

Es difícil escoger entre muchos y muy buenos candidatos. Al final del día será uno el único y líder de la unidad. Particularmente, me inclino por Antonio Ledezma. Líder exitoso que ha derrotado a Chávez en la capital y con probada capacidad gerencial para liderar la transición democrática del país. ¿Qué tiene pasado? ¡Claro! Es su aval, su carta de presentación y la garantía de que no le fallará a Venezuela. No es tiempo de príncipes con cetro. La situación futura requiere de un hombre con coraje, valentía y destreza para gobernar bien y con los mejores. Un error, para afrontar la difícil transición, puede ser fatal. Está prohibido fallar.

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