miércoles, febrero 17, 2010

La elección de los candidatos

Errar es de humano; perseverar
el error es diabólico
San Agustín (354-430)
Obispo, filósofo y Padre de la Iglesia Latina.

La elección de los candidatos a la Asamblea Nacional por los factores de oposición tiene a algunos operadores políticos del pasado intentando manipular a la opinión pública. Buscan afanosamente imponer sus intereses particulares y grupales por encima de los del pueblo. La gracia, les puede resultar una morisqueta. Nunca antes como en el presente se impone el desprendimiento, la sensatez, el buen juicio, la grandeza de espíritu y alto sentido patriótico. Sin el 26 de septiembre, no hay mañana para la democracia. Hay que tenerlo muy presente.

Los métodos que aprobó la Mesa de la Unidad Nacional para la selección de los candidatos apuntan en la dirección correcta. En dónde existan dos candidatos o más aspirando un solo cargo en juego, lo democrático, sino hay posibilidad de un acuerdo honorable, es consultar al soberano para que escoja al que considere más representativo y garantice un triunfo holgado. En los circuitos o estados en los cuales, los liderazgos, presos políticos o exiliados, no tengan discusión, lo lógico, razonable y sensato es aprovechar el consenso que nos permita liberar a nuestros presos perseguidos, además nos eviten gastos, esfuerzos y fisuras innecesarias. En eso estamos de acuerdo y lo avalamos.

Lo que no parece racional es que, valiéndose de esos métodos, algunas organizaciones políticas, pretendan reservarse cuotas en función de resultados pasados. Eso rompe con el criterio unitario que aprobó la Mesa de la Unidad Nacional. ¿Entonces con qué argumento le podrían negar a un aspirante a encabezar una lista por un estado colocar su nombre para una consulta popular? ¿Los partidos políticos mediante pactos diabólicos tienen derecho para nombrar a dedo esos cabezas de listas? Hay que contarse en los circuitos electorales ¿Y para las listas? La salsa que es bueno para el pavo es buena para la pava. La gente observa, ve, calla, pero no es tonta. Hay que predicar con el ejemplo.

Estamos obligados a actuar con al alto sentido patriótico, proceder con desprendimiento para construir una verdadera unidad. Lo que no está permitido es que algunos se agazapen, para en nombre de la necesaria unidad, pensar que los demás son débiles, tontos y que no abrirán la boca, para alertar a tiempo si se pretende perseverar con el error diabólico del 23N - pacto PAPI-MAMI que en el estado Anzoátegui, nos condujo a una humillante derrota. Es bueno cilantro, pero no tanto. Necesario es vencer y estamos a tiempo de afinar muy bien la puntería.

Hemos dicho y sostenemos que la unidad de la sociedad democrática, nos convoca a todos. La gesta histórica del 26 de septiembre tiene que protagonizarla el pueblo, los factores políticos deben ser facilitadores para que se produzca esa necesaria unidad, que es por los demás, el único presupuesto para la victoria. En esos empeños todos somos necesarios, no hay príncipes herederos ni líderes mesiánicos, que pretendan estar por encima de los demás mortales. El 23N se cometió un error garrafal y los resultados están a la vista. El que no aprende de sus errores está condenado permanentemente al fracaso.

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