jueves, junio 04, 2009

La crisis de los servicios públicos

"Gobernar significa rectificar
Confucio (551-479 a.C.)
Filósofo y teórico social chino

Más de 900 mil millones de dólares por concepto de la exportación petrolera. Una cifra similar por concepto de diversos impuestos. El SENIAT es eficientísimo. Cifras espectaculares, jamás soñadas, las que ha “administrado” la revolución. En ese contexto, la menos que un venezolano podía aspirar, es que los servicios públicos funcionen eficientemente. No hay excusas. Apoyo popular, concentración del poder, tiempo suficiente – van diez años – recursos económicos ilimitados y manejados a discreción. El Resultado: Los servicios públicos están en crisis terminal. El fracaso es de órdago

Mientras nuestra riqueza petrolera se fue por las cañerías de la corrupción, por la “generosidad” de nuestro presidente con otras naciones, por la ineficiencia que es más perniciosa que la misma corrupción y la solución de problemas a los aliados ideológicos en el continente, ahora que merman los ingresos petroleros, estamos viviendo el horror de unos servicios públicos que avanzan a paso de vencedores hacía el colapso total. No hubo la inversión requerida, no se previo la demanda que requería el crecimiento y menos se dotó de equipos, materiales y suministros básicos a cada entidad para su normal funcionamiento. Una omisión criminal que comenzamos a pagar todos.

Hay racionamiento de electricidad, apagones no programados, subidas y bajadas del voltaje a toda hora. Los electrodomésticos sufren las irrupciones, dañándose, los alimentos se descomponen y la economía familiar se arruina. El agua es otra calamidad. No hay suficientes pozos para alimentar las tuberías, las continúas fallas eléctricas inutilizan los tableros de las bombas y no existe planes y proyectos que anuncien una posible solución a corto, mediano y largo plazo. Los centros de salud pública, están funcionando gracias a que los propios pacientes o familiares, tienen que comprar las medicinas y hasta una jeringa. Estamos mal y por los vientos que soplan iremos empeorando.

Nadie experimenta en cabeza ajena. Los que vivimos el drama de la crisis de los servicios públicos y que nos toca de cerca la tragedia, sólo nos queda soportarla, denunciarla y no renunciar a la posibilidad de una GRAN PROTESTA NACIONAL que no será impulsada, dirigida o ideada por el imperio, la CIA o GLOBOVISIÓN, mucho menos será golpista o contrarrevolucionaria. Ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario. Está estimulada e inspirada por el derecho que tenemos los venezolanos a gozar de servicios públicos efectivos, eficientes y eficaces. Hay recursos todavía y estamos obligados a reclamar lo que en justicia nos corresponde.

En materia de servicios públicos tampoco hay revolución. La involución es conmovedora. La electricidad es un desastre, el agua una calamidad, los servicios de salud están de terror, obtener una bombona de gas (del bueno) una Odisea, la basura se enseñorea en las ciudades, las calles están llenas de huecos y hasta el ornato de plazas, avenidas y áreas comunes lucen abandonadas. ¿Y la inseguridad? Sólo mencionarla da pavor. No hay un ápice de dudas. Las revoluciones tienen que ser eficientes y esta chavista es todo lo contrario. Rey Midas al revés. Tocó nuestra riqueza y los resultados están a la vista. Los servicios públicos en una dramática crisis terminal.

Nuestro comandante dice que está predestinado para salvar al mundo. Está a tiempo de rectificar y cambiar la dirección del gobierno. Empiece por salvarnos en Venezuela. Hay que ocuparse de los problemas endógenos y una vez resueltos atender los exógenos. Un poquito de luz para la casa.

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