domingo, mayo 28, 2006

La salida electoral ¿obstruida?

“No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé
con mi vida tú derecho a expresarlo”
Voltaire.
La gente pide a gritos un cambio. No quiere volver al pasado, mucho menos le gusta el presente. En eso estamos claritos. Hay quienes se empeñan en volver al pasado, otros en profundizar los horrores del presente y la gran mayoría que acrecentamos nuestra esperanza en la búsqueda de un cambio dónde reine la justicia social, se abran igualdad de oportunidades para todos, se imponga una equitativa repartición de la riqueza, se reconcilie la sociedad venezolana, se premie la excelencia, se castigue al infractor, no exista más limitación a la libertad de expresión que las contempladas en la ley, restauremos la institucionalidad y podamos dirimir nuestras diferencias por la expedita vía electoral de manera pacifica y civilizada.

Es lo democrático, hay que darle el sentido a la democracia, para ellos es indispensable que contemos con un arbitro confiable que garantice elecciones limpias, transparentes, donde el elector tenga la seguridad de que su voto tendrá la orientación que cada quien le imprima a su opinión y lo más importante, que elija. Para eso hay que garantizar que contemos con un registro electoral auditado, bien depurado que refleje con exactitud quiénes somos, dónde estamos y cuántos somos, también que se garantice el secreto del voto y para que no quede lugar a dudas, podamos, antes de transmitir ningún dato, hacer la totalización de la maquina, cotejarlo con las boletas físicas en un escrutinio público, dónde estén representados todos los factores involucrados que levanten un acta confirmando la veracidad de la información. Elecciones prístinas, pues.

Todo lo anteriormente expuesto, no son inventos, peticiones caprichosas, pedimentos extemporáneos o que estemos mendigando algunas dádivas que nos coloquen en condiciones ventajosas. ¡No! Estamos reclamando el derecho que nos asiste a exigir se cumpla la constitución y la ley que rige la materia electoral. No hay nada que discutir. Dura lex, sed lex. Hay que aplicarla con todo su rigor para que todos los actores tengan confianza en la institución electoral y el ciudadano, que es el único dueño del proceso electoral y el depositario originario de la voluntad popular, pueda expresarla libremente, de manera secreta y que su voto refleje su intencionalidad. En esas condiciones no hay nada que temer y que gane el mejor.

El actual inquilino de Miraflores nos ofreció acabar con los vicios del pasado. Aquella máxima, acta mata votos, había que eliminarla de raíz. Estábamos, estamos y estaremos de acuerdo. Fueron aquellos polvos los que trajeron estos lodos. La gente voto esperanzado por Chávez para que cambiara ese estado de cosas. Hoy a casi 8 años este eximio histrión que ya se cree salvador del mundo nos quiere aplicar un fraude electrónico que lo legitime en el poder. Una cosa es querer y otra poder. O hay elecciones limpias y transparentes o la pavorosa abstención lo dejará desnudo ante el mundo democrático. Ese es el cañito que tiene que pasar.

El nuevo mesías amenaza con meternos 10 millones votos por el buche. Aceptamos el reto: Vamos a contarnos en elecciones secretas, limpias y transparentes. Nos gana por un voto y hasta este humilde servidor le defenderá su victoria, pero, como es lo más seguro, le gana la oposición también como buenos demócratas tienen que entregar el poder. El pueblo es el que manda y punto.
No obstruyan la salida electoral. Eviten males mayores a la patria. La salida es electoral, pacifica y democrática. Lo demás es jugar con candela. ¡Cuidado una chispa les puede incendiar la pradera! La candela no se puede apagar con gasolina. Estamos a tiempo.

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