miércoles, junio 24, 2009

Las vueltas que da la vida

Buscar la unidad por la
violencia es acción baldía

Pío Baroja (1872-1956)
Escritor español.

El poder enloquece a algunas almas frágiles. La soberbia, la arrogancia y el abuso, con el tiempo se revierten. Hay que entender que el poder es efímero. Creerse dueño del mundo, de la verdad, de la vida y los destinos de los demás es elevarse ficticiamente a la estratosfera. La violencia y el terrorismo de estado, pueden funcionar como armas persuasivas momentáneas. La gente tiende a callar para no irritar al prócer de turno, pero lo espera en la bajadita y como la democracia le da derecho al voto universal, directo y secreto lo utiliza como amansa guapos y cobra. Son las vueltas que da la vida.

La sabiduría popular, no se equivoca “No hay mal que dure en una alcaldía más de 4 años” vimos, vivimos y sufrimos en los últimos tiempos esa delicada situación en la ciudad. Violencia generalizada, muertes a granel, división y siembra de odios. La arremetida fue brutal. Utilizaban las armas de la policía para asesinar físicamente y luego desde la cadena orbital que impúdica y obscenamente lidera don Bombillo lo remataban. Cheques iban y cheques venían. La ciudad era una tacita de plata. Hoy, luego que perdieron, está destrozada y convertida en un infierno. Cayó el Rey Maula y todo cambió para siempre. Mentira ayer y hoy. La ciudad se cae a pedazos ¡Claro! Ellos lo ocultaban por complicidad crematística. Son las vueltas que da la vida

No había problemas y los que osábamos denunciar las tropelías nos acuchillaban cobardemente para exponernos al escarnio público. El pueblo que sabe más que los asesores mediáticos, cobró y la situación cambió favoreciendo al chavismo. Nosotros no somos culpables. Había que salir del estado de violencia, corrupción e ineficiencia y pusimos nuestro nombre a consideración del electorado con un programa creíble y realizable por un líder concertador de esfuerzos, dispuesto al diálogo, con conocimiento de causa y comprometido con la ciudad. No nos quejamos, ni lloramos lágrimas de amargura. Aceptamos los resultados. El pueblo decidió su destino y lo respetamos. Son las vueltas que da la vida.

Nos opusimos y nos oponemos con toda nuestras fuerzas a que se imponga en la ciudad la cultura de la violencia, la muerte y la siembra de odios. No nos arrepentimos de la terrible y peligrosa realidad que enfrentamos. El tiempo que no espera, ni perdona, nos dio la razón. La violencia, las muertes y el odio siguen teniendo el mismo epicentro. Antes desde el gobierno local y ahora desde la oposición. El escuadrón de la muerte desapareció. No hubo más muertes y esperamos que no haya más. El gobierno tiene el monopolio de la violencia y las armas. La oposición la artillería de las ideas, la razón y la defensa de la libertad. No hay que morder el anzuelo del gobierno y el que quiera inmolarse o mandar a inmolar a otro, no lo acompañamos ayer cuando tenían el gobierno y ahora que andan enceguecidos y enloquecidos porque perdieron el poder mucho menos. Son las vueltas que da la vida.

Errar es de humano y rectificar es de sabio. La violencia tiene un solo rostro y si lo combatimos ayer, lo combatimos hoy y lo combatiremos mañana. No somos surfistas de la política para montarnos en olas y sacarle provecho a situaciones accidentales y macabras. Tampoco somos carroñeros para cosechar sobre los despojos de muertos inocentes. Menos aceptamos la agenda violenta que pretenden imponer como vía para buscar la unidad. Hay que hacer un acto de constricción y reconocer los errores, lo otro es no entender dónde nos coloca las vueltas que da la vida.
Hay que tener estricto cuidado con el “Alzheimer político” para no volver a vivir en la ciudad pesadillas superadas. Hay que construir la unidad con líderes honestos, pacíficos, sensatos, reflexivos, equilibrados y cuerdos. Ya la vida dio esa vuelta y no hay vuelta atrás.

miércoles, junio 17, 2009

Y nos estamos acostumbrando

La costumbre es la ley de los tontos
John Vanbrugh (1664-1726)
Dramaturgo y arquitecto británico.


Hay racionamiento de los servicios públicos. Algo nunca visto en los anales de la historia patria. El líder del proceso nos vende como solución a todos nuestros males el socialismo del siglo 21. Es el paraíso soñado. El problema es que lleva 10 años en el poder. Ha tenido los ingresos jamás soñados por los venezolanos. Más de 950 mil millones de dólares. Unos montos superiores a 10 planes Marshal con los cuales recuperaron a Europa después de la segunda guerra mundial y nuestro país avanza a paso de vencedores hacia un caos de consecuencias impredecibles. Lo grave: pareciera que nos estamos acostumbrado.

El servicio de agua, siempre ha tenido fallas, lo reconocemos, pero ahora va de mal en peor. La electricidad pasó de los acostumbrados apagones, cortes programados y los sorpresivos, a la desgracia nunca considerada por los habitantes de esta tierra de gracia. El racionamiento. Esa desventura la conocíamos referencialmente por las noticias que nos llegaban del mar de la felicidad. El sistema de salud, con todas sus fallas, funcionaba aceptablemente y existía la promesa de todos los candidatos a la presidencia de mejorarlo. La CANTV, aun privatizada, prestaba sus servicios aceptablemente y ahora, todo está en franco deterioro. Lo grave: pareciera que nos estamos acostumbrando.

Hay escasez de alimentos, la inflación avanza sin freno, el empleo formal, fijo duradero y con seguridad social está desapareciendo. El servicio de gas por bombona o cilindro, que ante una llamada, llegaba a la casa, tenemos que encomendarnos a Dios para obtenerlo y del gas directo ni soñarlo. La basura está enseñoreada. Las calles son un desastre. El servicio de transporte públicos es un caos y los valientes que los prestan son unos héroes, tienen que enfrentarse al desastre de las calles, la inseguridad, la escasez de repuestos y sus altos costos. Estábamos mal y vamos peor. Lo grave: pareciera que nos estamos acostumbrando.

En medio del caos generalizado de los servicios públicos, la corrupción e ineficiencia gubernamental, nos continúan bombardeando con convertir al país en socialista, nos siguen llegando noticias veraces, oportunas y poco agradables de que nuestras riquezas las siguen regalando a manos llenas en una solidaridad poco entendible. Luz para la calle y oscuridad para la casa. El presidente Pérez, regaló un barco (una sola vez) usado y simbólicamente a Bolivia que lucha por una salida al mar y el escándalo fue de tronío. En estos tiempos regalamos millones de dólares y miles de barriles de petróleo todos los santos días y no hay reacción. Lo grave: pareciera que nos estamos acostumbrando.

No hay un ápice de dudas. Tenemos un gobierno rico, oligarca, con vocación imperialista y un pobre país. Nuestras inmensas riquezas no alcanzan para mejorar nuestros servicios públicos y sobra para solucionar los problemas del mundo y especialmente los que están plegados ideológicamente al llamado socialismo del siglo 21. Lo grave: pareciera que nos estamos acostumbrando. Nadie vio, nadie dijo nada y todos callamos. Creo que llegó el momento de revertir esta situación y exigir nuestros derechos porque de lo contrario pecaremos todos, absolutamente todos, por omisión. Lo grave: pareciera que nos estamos acostumbrando.

Y si nos acostumbramos, irremisiblemente, los vivos que nos desgobiernan, nos terminarán aplicando la ley de los tontos.

miércoles, junio 10, 2009

La historia no perdona

La historia no es útil tanto por lo que nos dice del
pasado como porque en ella se lee el futuro

Jean Baptiste Say (1767-1832)
Economista francés.

EXTREMISMOS: Globovisión enferma, dice el gobierno chavista. Por antítesis uno podría inferir, que Venezolana de Televisión cura. Ni lo uno ni lo otro. En ambos casos la situación, aún cuando al talento, lenguaje y el respeto a la ley se refiere, el canal de noticias le lleva una morena al canal secuestrado por el gobierno, ambos tienen posiciones extremistas, recalcitrantes e intransigentes. Eso es indiscutible, empero, la solución pareciera ser, bajar lo decibeles de ambos, respetar la libertad de expresión y no aplicar medidas extremas valiéndose del poder que se ostenta transitoriamente. La intolerancia también es el arma de los que no tienen razón. No olvidéis que la historia no perdona.

HIPERLIDERAZGO: el que ejerce, practica y cultiva el Presidente Chávez. Asfixió a muchos grupos electorales, políticos, sociales, militares e individualidades que lo apoyaron y se le separaron por respeto a ellos mismos. Ahora la rebelión cierra el círculo. Los pocos partidos aliados que le han soportado la autocracia, reclaman espacios para la discusión, el ejercicio de un liderazgo colectivo y empieza a oírse ese mismo clamor en las mismas filas del PSUV. El cuestionamiento, no surge de afuera, son ellos mismo que exigen la construcción del socialismo en colectivo con muchas voces. Ellos son rojos rojitos y se entienden, pero es evidente que tanto da el agua al cántaro hasta que lo rompe. No olvidéis que la historia no perdona.

DIÁSPORA: la que hasta el lunes caracterizó a los sectores de la oposición. Con la instalación de la Mesa Unitaria esa angustia ¡por fin! llegó a feliz término. En la sociedad democrática revivió la esperanza y en los sectores oficialistas cunde el nerviosismo, la angustia, la desesperación y el terror. Este año no hay elecciones, la prioridad es la gente, la agenda social y colocar sobre el tapete el grave deterioro que presentan todos los servicios públicos, la salvaje corrupción, la ineficiencia y la falta de controles que han facilitado la increíble dilapidación de más de 950 mil millones de dólares en estos 10 años de mal llamada revolución. No olvidéis, los electores y la historia, no perdonan.

INTOXICACIÓN: de poder la que es evidente en la figura del Presidente Chávez. El centralismo asfixiante ya inició el proceso de metástasis. En los servicios petroleros y conexos las confiscaciones están creando una situación insostenible desde el punto de vista socioeconómico. Las nacionalizaciones en Guayana, tiene a los trabajadores en plena ebullición y a punto de explotar. Las deudas de la industria petrolera en Anzoátegui, tiene a muchos taladros en camino a los patios. Empleados, obreros, ingresos fiscales, proveedores y comercio en general están viviendo una situación angustiosa y el centralismo no reacciona. Indiscutiblemente que el que mucho abarca poco aprieta. Esos tiempos fueron superados. No olvidéis que la historia no perdona.
MONOTEMÁTICO: nos pueden vociferar al tratar en muchas oportunidades el mismo tema. No tenemos alternativa. El problema de la basura es también recurrente. Calles, avenidas, urbanizaciones, sectores populares y muchas áreas comunes, están permanentemente adornadas por un ramillete de bolsas de basura. Los operativos espasmódicos para las autoridades vanagloriarse que se recogieron X toneladas de desechos sólidos, no resuelven el problema de fondo. La comunidad aspira y espera pacientemente que el gobierno local, que justo es reconocer, heredo ese grave problema, le busque solución antes que sea tarde. Una de las cosas que derrotó a la pesadilla fue precisamente su ineptitud y corrupción en esa delicada materia. La experiencia reciente está a la vista. No olvidéis que la historia no perdona. Enseña del pasado y lee el futuro.

jueves, junio 04, 2009

La crisis de los servicios públicos

"Gobernar significa rectificar
Confucio (551-479 a.C.)
Filósofo y teórico social chino

Más de 900 mil millones de dólares por concepto de la exportación petrolera. Una cifra similar por concepto de diversos impuestos. El SENIAT es eficientísimo. Cifras espectaculares, jamás soñadas, las que ha “administrado” la revolución. En ese contexto, la menos que un venezolano podía aspirar, es que los servicios públicos funcionen eficientemente. No hay excusas. Apoyo popular, concentración del poder, tiempo suficiente – van diez años – recursos económicos ilimitados y manejados a discreción. El Resultado: Los servicios públicos están en crisis terminal. El fracaso es de órdago

Mientras nuestra riqueza petrolera se fue por las cañerías de la corrupción, por la “generosidad” de nuestro presidente con otras naciones, por la ineficiencia que es más perniciosa que la misma corrupción y la solución de problemas a los aliados ideológicos en el continente, ahora que merman los ingresos petroleros, estamos viviendo el horror de unos servicios públicos que avanzan a paso de vencedores hacía el colapso total. No hubo la inversión requerida, no se previo la demanda que requería el crecimiento y menos se dotó de equipos, materiales y suministros básicos a cada entidad para su normal funcionamiento. Una omisión criminal que comenzamos a pagar todos.

Hay racionamiento de electricidad, apagones no programados, subidas y bajadas del voltaje a toda hora. Los electrodomésticos sufren las irrupciones, dañándose, los alimentos se descomponen y la economía familiar se arruina. El agua es otra calamidad. No hay suficientes pozos para alimentar las tuberías, las continúas fallas eléctricas inutilizan los tableros de las bombas y no existe planes y proyectos que anuncien una posible solución a corto, mediano y largo plazo. Los centros de salud pública, están funcionando gracias a que los propios pacientes o familiares, tienen que comprar las medicinas y hasta una jeringa. Estamos mal y por los vientos que soplan iremos empeorando.

Nadie experimenta en cabeza ajena. Los que vivimos el drama de la crisis de los servicios públicos y que nos toca de cerca la tragedia, sólo nos queda soportarla, denunciarla y no renunciar a la posibilidad de una GRAN PROTESTA NACIONAL que no será impulsada, dirigida o ideada por el imperio, la CIA o GLOBOVISIÓN, mucho menos será golpista o contrarrevolucionaria. Ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario. Está estimulada e inspirada por el derecho que tenemos los venezolanos a gozar de servicios públicos efectivos, eficientes y eficaces. Hay recursos todavía y estamos obligados a reclamar lo que en justicia nos corresponde.

En materia de servicios públicos tampoco hay revolución. La involución es conmovedora. La electricidad es un desastre, el agua una calamidad, los servicios de salud están de terror, obtener una bombona de gas (del bueno) una Odisea, la basura se enseñorea en las ciudades, las calles están llenas de huecos y hasta el ornato de plazas, avenidas y áreas comunes lucen abandonadas. ¿Y la inseguridad? Sólo mencionarla da pavor. No hay un ápice de dudas. Las revoluciones tienen que ser eficientes y esta chavista es todo lo contrario. Rey Midas al revés. Tocó nuestra riqueza y los resultados están a la vista. Los servicios públicos en una dramática crisis terminal.

Nuestro comandante dice que está predestinado para salvar al mundo. Está a tiempo de rectificar y cambiar la dirección del gobierno. Empiece por salvarnos en Venezuela. Hay que ocuparse de los problemas endógenos y una vez resueltos atender los exógenos. Un poquito de luz para la casa.