jueves, diciembre 06, 2007

La hora de la patria

La patria es dicha de todos, y dolor de todos,
y cielo para todos, y no feudo ni capellanía de nadie

José Martí (1853-1895)
Político y escritor cubano.
No hay trampa posible, ni manipulación que valga. La orbita oficial de don bombillo, contenta a punta de cheques de la corrupción y dedicada todo el tiempo a la promoción y a rendirle culto a la descompuesta personalidad del Rey Maula, no será el árbol caído que nos encandile para no ver el frondoso bosque. Los votos del NO ratificamos, no son de nadie. La sociedad democrática en su conjunto rechazó la propuesta de reforma constitucional que presentó el Presidente Chávez, se ratificó la vigencia de la Constitución de 1999 y el nuevo escenario político, abre un abanico de posibilidades. En esa nueva realidad centramos la atención. No se desesperen todo bajo el sol y sobre la tierra, tiene su hora y su momento.

No hay un ápice de dudas. La derrota de la reforma constitucional que se pretendió imponer, la demostración de civilidad, espíritu democrático y carácter libertario del pueblo venezolano es la nota más resaltante del proceso refrendario del domingo pasado. La sociedad democrática le ratificó al régimen su fecha de salida y ahora, en abierta de nuevo de la alternabilidad democrática, se vislumbra un futuro prometedor para la patria donde no hay cabida para nulidades engreídas, ni grupos corrompidos y sectarios. Entiendan el mensaje del pueblo y no pretendan ganar indulgencias con votos ajenos.

Estamos en el mejor momento para solicitarle al Presidente Chávez que promulgue una ley de amnistía nacional y un reconocimiento al derecho que les asiste a los trabajadores petroleros despedidos, perseguidos y condenados a un apartheid político y laboral salvaje e inhumano que permita la reconciliación nacional. Debemos una vez logrado ese paso fundamental, en vez de andar pensando en proyectos individuales, presionar un gran acuerdo nacional con la sana intención de impulsar políticas concertadas que permitan superar la crisis existencial que persiste en los sectores más depauperados de la población. Ese fue el mensaje del soberano. El que tenga ojos que vea y el que tenga oídos que vea.

Tenemos que buscar acuerdos nacionales en materias de política exterior, económica, social, educativa, seguridad, etc, etc y no desmayar en la lucha permanente por la profundización de la descentralización que propicie los escenarios apropiados para desarrollar la democracia participativa y protagónica que tanto anhelan las comunidades organizadas, los gremios profesionales y los sindicatos. Esta brillante oportunidad, no podemos desperdiciarla atendiendo las manipulaciones de los que practican las el aberrante jalabolismo crónico y el azuzamiento de enfrentamientos estériles con fines crematísticos. ¡Por favor! Denle un descansito al mecate y a la avaricia por los dineros del erario municipal.

Estamos en el mejor momento político de la última década y como las oportunidades no pueden desperdiciarse, particularmente abogamos por la unidad, la reconciliación nacional y la consecución de un gran acuerdo nacional que impulse el desarrollo sostenido y sustentable de todos los sectores del país, donde todos nos sintamos incluidos. No olvidemos que la soberbia, la prepotencia y la arrogancia, nunca han estado a la altura de la gallardía. Es la hora de la patria, que ahora, de nuevo es de todos y todos debemos estar atentos para que no vuelva a peligrar.
MENSAJE: Dejen quieto a quien está quieto. A los “amigos” que se prestan a las jugadas sucias del enemigo que recuerden la frase del brasilero Blair Ribeiro “Si no te gusta lo que recibes cuida mucho que es lo que emites” Un silencio cómplice engalanada con una sonrisa burlona dice más que mil palabras. Ay, lorito en enero hablamos.

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