domingo, octubre 07, 2007

Es tiempo de afrontar los problemas

La mayoría de las personas gastan más tiempo
en hablar de los problemas que en afrontarlos

Henry Ford. (1863 – 1947)
Industrial estadounidense.
El colectivo venezolano está obligado a no dejarse seducir por vehemencias verbales. El Presidente Chávez, controla todos los poderes institucionales. El Poder Judicial, el Consejo Nacional Electoral, la Defensoría del Pueblo, la Contraloría, la Fiscalía y la Asamblea Nacional que no es solo roja rojita, sino que también le otorgó poderes extraordinarios para que legisle en las materias que considere conveniente. Ningún Presidente había concentrado tanto poder en nuestra historia republicana y permanecido en el ejercicio del gobierno tanto tiempo continúo y presentado resultados tan precarios. Triste, pero es la realidad.

Aparte de tan excesiva concentración de poder, tampoco, ningún otro Presidente, había contado con tan fabulosos ingresos petroleros. Más de 500 mil millones de dólares le han ingresado al país desde que Chávez accedió al trono presidencial. Poder discrecional, recursos económicos y apoyo popular, para convertir a Venezuela en la Suiza de América. Una verdad del tamaño de una catedral. ¿Qué ha pasado? Todo lo contrario y en 9 años de gobierno el pretendiente a Mesías quiere más poder. ¿Qué problema no puede solucionar con su actual poderío y riqueza? Todos y quedan ganas.

Hablemos claro. La corrupción y la incompetencia, han derrotado al comandante y mandante. No hay razón para que Venezuela, con estás inmejorables condiciones que le ha tocado vivir bajo la égida de Chávez, en estos últimos y continuos 9 años, presente un cuadro tan desolador. Corrupción desenfrenada, inseguridad desbordada, inflación galopante, devaluación salvaje, escasez incomprensible, servicios públicos deficientes, desempleo, subempleo y ausencia de seguridad social exasperante, producción nacional en retroceso y una economía de puerto floreciente. Es un triste balance para cualquier gobierno, máxime uno que se tilde de revolucionario. Otra oportunidad que se perdió.

No hay nada que discutir con relación a la actual Constitución Bolivariana. El problema de Venezuela no es de leyes y reformas constitucionales. Nuestras complicaciones vienen dadas por la corrupción y la incompetencia de los gobiernos y con este la gota petrolera derramó el vaso. Chávez tiene todos los poderes, competencias, prerrogativas y dinero en demasía. Con o sin reforma constitucional hace y decide lo que le viene en gana. ¿Cuál es el problema? Sencillamente, lo derrotó la corrupción y la incompetencia, tiene que asumirlo patriótica y gallardamente. No hay otra, comandante.

Venezuela es un país que se empina por encima de las dificultades. Poseemos un inmenso y competente recurso humano, gozamos de excesivas riquezas y estamos obligados a darle rienda suelta a otras opciones, a nuevas propuestas e ideas, hacer efectivo el principio democrático de la alternabilidad y no enganchar la suerte y el futuro del país a quien y quienes han demostrado con creces que ya no dan más y se le venció la oportunidad. El fanatismo y encasillamiento son perniciosos para una sociedad libre y democrática.
El único cambio que merece la pena estudiar, es uno que modifique la duración del período presidencial y podamos recortar este mandato para buscar nuevas y frescas opciones que permitan solucionar los ingentes problemas que vivimos y sufrimos los venezolanos y que conduzcan al país por los senderos de la reconciliación nacional, la paz, el bienestar y el progreso. Basta de cháchara revolucionaria, es tiempo de unirse y afrontar los problemas con decencia y eficiencia.

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