“La ambición es el último refugio de todo fracaso”
Oscar Wilde (1854 – 1900)
Novelista, poeta, crítico literario y autor teatral irlandés.
Oscar Wilde (1854 – 1900)
Novelista, poeta, crítico literario y autor teatral irlandés.
El pasado domingo 12 de febrero, se celebraron las elecciones primarias. Una jornada cívica impecable. Un verdadero ejercicio de la democracia participativa y protagónica. La gran convocante fue la unidad. El protagonista, no hay dudas, el pueblo. La MUD, la Comisión Electoral de Primarias, establecieron reglas de juego claras, transparentes y precisas. Los candidatos que se inscribieron, suscribieron el compromiso. Todos aceptaron las reglas de juego, respetar los resultados e integrarse al equipo unitario de los ganadores. Hay que refrescar memorias.
En las reglas que se establecieron, se conocieron y se suscribieron, también se contemplaba, que ningún candidato podía optar a más de un cargo. El que aspiraba la Presidencia, no podía inscribirse para gobernador. Los que se inscribieron como candidatos a gobernador, les prohibían aspirar a la alcaldía y los aspirantes a las alcaldías, no les era permitido inscribirse para optar a las gobernaciones. Un reglamento con reglas bien claras, precisas, conocidas y aceptadas por los aspirantes. No había espacio para la duda.
Nadie puede alegar en su defensa su propia torpeza, dicen los jurisconsultos. En ese reglamento, no se contemplaban, premios de consolación. Los participantes tuvieron la oportunidad, el tiempo y la posibilidad de estudiarlos bien y una vez conocido, digerido y aceptado, no había vuelto atrás. Nobleza obliga. El verdadero demócrata tiene que aceptar los resultados, sobre todo cuando la ventaja fue tan descomunal – 40 mil votos – no hay excusas. El que perdió, por razones éticas, morales y políticas, debe asumir con gallardía la derrota y ponerse a la orden de los triunfadores. Es el compromiso unitario y la actitud patriótica. Nunca olvidéis. Primero Venezuela.
Alguien que se autoproclama líder, no puede actuar de forma tan inmadura, impolítica e incivil. No obtuvo lo que consideró el premio gordo y violando todas las reglas, normas y compromisos firmados, intenta devolverse a buscar un premio de consolación. Muy mal ejemplo y peor precedente. En el municipio hubo primarias. Ganó limpiamente y, con una ventaja arrolladora, José Brito. Una votación superior a la que logró el que se considera líder único. En política hay que considerar el resultado final y visto los escrutinios el verdadero líder – que no el único – resultó ser Brito. Los números no mienten. Lo que hay son estadísticos mentirosos y manipuladores de oficio. No os equivoquéis.
Viendo la situación en su contexto global, vale la pena preguntar ¿Por qué tanta ambición después del fracaso? ¿No ven el daño que le causan a la necesaria y existencial unidad? ¿Por qué no analizaron bien sus opciones? ¿Es la ambición desmedida de un atorrante fracasado que nos conducirá a un descalabro de la unidad en El Tigre? ¿No se percatan que esta fisura puede abrir un boquete en la unidad que puede poner en peligro la victoria en muchas gobernaciones y alcaldías en Venezuela? ¿Es ese el adiós a la vieja política? Hay gente en la oposición que critica a Chávez y actúa peor que Chávez. Hay que predicar con el ejemplo.
Los verdaderos demócratas, los comprometidos con la unidad, los que aspiramos un cambio en la vieja forma de hacer política y apostamos por el progreso de Venezuela, tenemos que rechazar esas conductas personalistas, individualistas, ambiciosas, megalómanas y divisionistas. Uníos, uníos o la anarquía os devorará, nos ilustra sabiamente el Libertador. Hay que tener una pequeña dosis de humildad y por sobre todo ser gallardo. La historia no perdona.
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