“La verdad padece, pero no perece”
Santa Teresa de Jesús (1515 – 1582)
Religiosa y escritora mística española.
Santa Teresa de Jesús (1515 – 1582)
Religiosa y escritora mística española.
En las verdaderas democracias no hay secretos. Quien o quienes detenten el poder, por delegación del pueblo, están obligados a actuar ecuánime, limpia y transparentemente. La rendición de cuentas es un hecho ordinario. Las copias de las memorias y cuentas, deben ser del dominio público. En fin todos se comprometen ética, moral y políticamente a presentar cuentas claras ante sus administrados. El soberano, pues. Es obligatorio también, que quien ostente la máxima representación del estado, ofrezca información fidedigna, veraz y oportuna acerca de su salud. Esas son materias de interés general. La verdad, aunque la intenten ocultar, sale a flote.
En Venezuela, desde hace 13 años, en esta llamada democracia participativa y protagónica, vivimos en un eterno secretismo, ocultismo y disimulo. Estamos ante los más altos ingresos de la historia del país, desde la llegada de Colon hasta Caldera II. Hay partidas secretas, fondos de todo tipo, regalos a todos los países del mundo. Más a los que se identifican con los desvaríos ideológicos del autócrata y para variar, a través de la empresa CITGO, se beneficia a los pobres del odiado imperio, con miles de millones de dólares en combustible para la calefacción. Una solidaridad exógena infinita. Con la verdad ni ofendo ni temo.
La orgía de recursos económicos que se regalan, dilapidan y entran en el torbellino de la corrupción, no tienen parangón en la historia del país. Nadie autoriza, nadie supervisa, nadie controla, nadie sabe nada y el pueblo, el verdadero dueño de esos fabulosos recursos económicos, continúa sumido en la más espantosa miseria. La infraestructura vial, los miles de damnificados y la calamidad de los hospitales, son pruebas fehacientes e irrefutables de que, tenemos un gobierno oligarca y lleno de dólares y un pueblo pobre. Lo que está a la vista no necesita anteojos.
Gracias a Dios, esta llamada democracia participativa y protagónica, no ha podido doblegar completamente la libertad de expresión e información. Es a través de esa ventana de libertad, que el pueblo, el soberano, el dueño de la riqueza nacional y del poder originario, tiene una visión clara de este atraco y desastre nacional. El gobierno, mientras más se empeña en ocultar la verdad, esta irrumpe en todo su esplendor. Los burócratas en su empeño competir en guindadas de esféricas, se desesperan y entran en contradicciones ridículas, que los deja como payasos, ante los propios chavistas. No informan y cuando informan, desinforman y la gente se entera de las verdades por la prensa libre. Habéis visto.
Nada hay oculto entre cielo y tierra, la mejor forma de acabar con los rumores es informando veraz y oportunamente. En democracia no hay secretos. El anillo de seguridad presidencial, que está comprometido con la verdad, la democracia, la libertad y el país, filtra la información acerca de la enfermedad del presidente y, después del 07 de octubre, se destapará la gran olla nauseabunda de la salvaje corrupción. No olvidéis, no hay nada oculto entre cielo y tierra. La verdad resiste todos los cañonazos, pero no perece.
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