“El mejor modo de resolver una dificultad es no tratar se soslayarla”
Noel Clarasó (1905-1985)
Escritor español.
Noel Clarasó (1905-1985)
Escritor español.
En diciembre de 1993, con la elección del Dr. Rafael Caldera como candidato del llamado “Chiripero” y la fragmentación del electorado en 4 pedazos aproximadamente iguales, los electores enviaron una señal prístina al estatus político. Había que cambiar, renovar, profundizar la democracia, actuar con más eficacia, eficiencia y decencia. En el transcurso de ese período, la situación continúo igual, la crisis política se profundizó y fertilizó el terreno para que cualquier aventurero político, con un discurso de cambio, reviviera la esperanza de un pueblo frustrado e indignado. Fue la oportunidad que aprovechó en el 1998 Chávez y, hoy, 12 años después, su gobierno representa lo peor del pasado. No estuvo a la altura de la circunstancia. El 26S el pueblo desencantado volvió a castigar.
La esperanza fue renovada por Chávez. Eso lo demostró sus sucesivos triunfos electorales, la confianza que le demostraba el electorado llegó a límites casi religiosos. Nunca antes un presidente disfrutó de tanto apoyo popular, institucional y presupuestos fabulosos. La permisividad que se tomó el presidente fue apoyada, justificada y hasta celebrada por muchos venezolanos. Viajes por el globo terráqueo con comitivas escandalosas. Regalos de nuestras riquezas a discreción. Ineficiencia, incapacidad, corrupción y abusos de poder ocultada, por un discurso propio, de un encantador de serpientes, divisionista y en nombre de un pueblo que poco a poco se fue convenciendo de la gran farsa y estafa político-administrativa. Cháchara, cháchara y nada de resultados. Tanto da el agua al cántaro hasta que se rompe. El 26S la señal del electorado fue prístina.
“Se puede engañar todo el tiempo a una parte del pueblo y a todo el pueblo una parte del tiempo, pero no se puede engañar todo el tiempo a todo un pueblo” sentenció sabiamente Abraham Lincoln. Los resultados del 26 de septiembre, confirman esa erudición. Todos pensamos que Chávez y su alto mando partidista, habían asimilado la lección y entendido la señal prístina que le envió el electorado. La reacción irracional, nos permite intuir desde ya, que no y que tampoco entiende el reciente proceso histórico y menos lee bien los resultados del 26S. El pueblo aspira tolerancia, diálogo, entendimiento y la reconciliación de todos los sectores del país, para todos unidos en un solo haz de voluntades, trabajar por el desarrollo, progreso y felicidad del país. El pueblo quiere paz y rechaza el lenguaje guerrerista. Es con el diálogo y no con la pólvora que se escribirán las más bellas de nuestro devenir histórico. Los electores le metieron una muralla a prueba de balas y misiles al régimen. No hay peor ciego que el que no quiere ver.
En la democracia el voto es esencial. Vital es leer bien los resultados. El correcto desempeño constitucional del gobierno es fundamental para darle fortaleza al sistema. Hay que aceptar con gallardía las derrotas. La gente quiere que cese el discurso de odio, división y exclusión. Respetar la voluntad popular, implica reconocer con hidalguía, que la actual Asamblea Nacional está deslegitimada e inhabilitada moral y éticamente para tomar decisiones, que puedan afectar la vida institucional del país, en los próximos años. Hacerlo es faltarle el respeto al electorado, retarlo, provocarlo e indignarlo de tal forma que en diciembre del 2012, el destino de Chávez y sus áulicos será igualito a los actores obtusos de la cuarta república. “Nadie experimenta en cabeza ajena” la sabiduría popular es infalible.
A comprar alpargata nueva que lo que viene es joropo. Esa máxima popular se puede entender como una amenaza, pero ¿Con qué uña gavilán? Presidente pónganse a trabajar diligente, eficiente y decentemente esos últimos 2 años y medio que le quedan en el gobierno. Eso puede hacer que su partido pueda sobrevivir después del 2012, como factor político. ¡Por ahora! Perdieron el apoyo popular. Reconózcanlo con gallardía: No traten de soslayar la dificultad huyendo hacía adelante. Esa persistente actitud, le producirá al chavismo en las elecciones presidenciales, un deslave electoral de tronío. La señal del electorado, es prístina.
La esperanza fue renovada por Chávez. Eso lo demostró sus sucesivos triunfos electorales, la confianza que le demostraba el electorado llegó a límites casi religiosos. Nunca antes un presidente disfrutó de tanto apoyo popular, institucional y presupuestos fabulosos. La permisividad que se tomó el presidente fue apoyada, justificada y hasta celebrada por muchos venezolanos. Viajes por el globo terráqueo con comitivas escandalosas. Regalos de nuestras riquezas a discreción. Ineficiencia, incapacidad, corrupción y abusos de poder ocultada, por un discurso propio, de un encantador de serpientes, divisionista y en nombre de un pueblo que poco a poco se fue convenciendo de la gran farsa y estafa político-administrativa. Cháchara, cháchara y nada de resultados. Tanto da el agua al cántaro hasta que se rompe. El 26S la señal del electorado fue prístina.
“Se puede engañar todo el tiempo a una parte del pueblo y a todo el pueblo una parte del tiempo, pero no se puede engañar todo el tiempo a todo un pueblo” sentenció sabiamente Abraham Lincoln. Los resultados del 26 de septiembre, confirman esa erudición. Todos pensamos que Chávez y su alto mando partidista, habían asimilado la lección y entendido la señal prístina que le envió el electorado. La reacción irracional, nos permite intuir desde ya, que no y que tampoco entiende el reciente proceso histórico y menos lee bien los resultados del 26S. El pueblo aspira tolerancia, diálogo, entendimiento y la reconciliación de todos los sectores del país, para todos unidos en un solo haz de voluntades, trabajar por el desarrollo, progreso y felicidad del país. El pueblo quiere paz y rechaza el lenguaje guerrerista. Es con el diálogo y no con la pólvora que se escribirán las más bellas de nuestro devenir histórico. Los electores le metieron una muralla a prueba de balas y misiles al régimen. No hay peor ciego que el que no quiere ver.
En la democracia el voto es esencial. Vital es leer bien los resultados. El correcto desempeño constitucional del gobierno es fundamental para darle fortaleza al sistema. Hay que aceptar con gallardía las derrotas. La gente quiere que cese el discurso de odio, división y exclusión. Respetar la voluntad popular, implica reconocer con hidalguía, que la actual Asamblea Nacional está deslegitimada e inhabilitada moral y éticamente para tomar decisiones, que puedan afectar la vida institucional del país, en los próximos años. Hacerlo es faltarle el respeto al electorado, retarlo, provocarlo e indignarlo de tal forma que en diciembre del 2012, el destino de Chávez y sus áulicos será igualito a los actores obtusos de la cuarta república. “Nadie experimenta en cabeza ajena” la sabiduría popular es infalible.
A comprar alpargata nueva que lo que viene es joropo. Esa máxima popular se puede entender como una amenaza, pero ¿Con qué uña gavilán? Presidente pónganse a trabajar diligente, eficiente y decentemente esos últimos 2 años y medio que le quedan en el gobierno. Eso puede hacer que su partido pueda sobrevivir después del 2012, como factor político. ¡Por ahora! Perdieron el apoyo popular. Reconózcanlo con gallardía: No traten de soslayar la dificultad huyendo hacía adelante. Esa persistente actitud, le producirá al chavismo en las elecciones presidenciales, un deslave electoral de tronío. La señal del electorado, es prístina.
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