“¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?”
Groucho Marx (1890-1976)
Actor estadounidense.
Groucho Marx (1890-1976)
Actor estadounidense.
El poder envilece, ciega y hace perder el olfato. El 4F el hoy flamante, para sus áulicos, comandante-presidente lideró un fallido golpe militar, contra un gobierno legítimo, porque entre otras cosas, sin lupa, veía corrupción por todas partes. Una estela de muertos dejó ese golpe sangriento, que entre otras cosas, no tuvo apoyo popular. El comandante insistió en su letanía anticorrupción, buscó el gobierno por la vía electoral y el pueblo mayoritariamente votó y se lo concedió. “El que robe le caerá todo el peso de la ley, caiga quien caiga”, prometía. La gente le creía y aplaudía. Historia reciente.
A los pocos días de estar en el poder, Al comandante-presidente, empezó a inquietarle las denuncias de corrupción ¿Plan Bolívar 2000? que se hacían acerca de algunos movimientos que supuestamente enriquecían a algunos burócratas de su gobierno. No las descalificaba, tampoco las creía, pero lo ponían caprichoso. Había que despejar la duda. Entonces apeló a una lupa gigante. Lo dijo y lo repitió “El que robe le caerá todo el peso de la ley, caiga quien caiga” incluía en esa advertencia ¿Amenaza? a su entorno familiar. A ellos con más razón, increpaba. La gente le creía y aplaudía. Memoria contra el olvido.
El tiempo pasa, las situaciones cambian, un estado rico en demasía abre las puertas a las tentaciones. Llega a Argentina un maletín con más de 800 mil dólares. Lo portaban altos ejecutivos de Petróleos de Venezuela, justo cuando el comandante-presidente visitaba ese país y también estaban ¿coincidencia? en plena campaña electoral los favoritos de nuestro mandatario. Ellos necesitaban una ayudita. El comandante-presidente, no le metió la lupa gigante al maletín y sus portadores ¿Eso no es corrupción? ¿Acaso los transportadores del maletín eran o son imperialistas? La gente que no es tonta, no le creyó. Brutos, pero no pendejos.
Los hermanos Chacón – unos patas en el suelo – según palabras del comandante-presidente, llegaron de la noche a la mañana a poseer bancos, caballos de carreras y convertirse en una familia rica y potentada. Todo eso pasó ante la lupa gigante del comandante-presidente sin ser detectado. La reacción, cuando el escándalo era público y notorio, fue destituir a uno del gobierno, pasarlo al ostracismo y que siga la fiesta. La plataforma que contrató PDVSA se hundió en el mar, el tesoro nacional perdió una millonada, la lupa gigante no detectó nada. La gente que no es tonta, tampoco le creyó. Tontos, pero no ciegos.
La lupa gigante se terminó de dañar fue con el caso de los alimentos ¿no conformes? Podridos. En ese escándalo de corrupción pareciera que cayó una gota de acido muriático a los cristales de la lupa. No permitió ver nada al comandante-presidente, lo extraño es que para detectar semejante pudrición sólo se necesitaba un poco de olfato. Los olores nauseabundos de la pudrición llegaron al pueblo y al comandante-presidente, que se considera la encarnación del pueblo, no le llegó nadita y éste solo detectó un “pequeño descuido” del presidente de PDVAL. La gente que no es tonta tampoco le creyó. Tanto hedor y no hay olfato. Yo te aviso chirulí.
Ay, el poder. Este envilece, corrompe, ciega y hace perder el olfato. La lupa más inútil fue la que nos mostró en cadena nacional el comandante-presidente. ¿Y el olfato? También. Algo huele mal en el gobierno, no hay olfato y ojos propios para ver tampoco. La revolución está podrida. El 26 de septiembre el pueblo verá clarito, sin lupa, el voto castigo.
A los pocos días de estar en el poder, Al comandante-presidente, empezó a inquietarle las denuncias de corrupción ¿Plan Bolívar 2000? que se hacían acerca de algunos movimientos que supuestamente enriquecían a algunos burócratas de su gobierno. No las descalificaba, tampoco las creía, pero lo ponían caprichoso. Había que despejar la duda. Entonces apeló a una lupa gigante. Lo dijo y lo repitió “El que robe le caerá todo el peso de la ley, caiga quien caiga” incluía en esa advertencia ¿Amenaza? a su entorno familiar. A ellos con más razón, increpaba. La gente le creía y aplaudía. Memoria contra el olvido.
El tiempo pasa, las situaciones cambian, un estado rico en demasía abre las puertas a las tentaciones. Llega a Argentina un maletín con más de 800 mil dólares. Lo portaban altos ejecutivos de Petróleos de Venezuela, justo cuando el comandante-presidente visitaba ese país y también estaban ¿coincidencia? en plena campaña electoral los favoritos de nuestro mandatario. Ellos necesitaban una ayudita. El comandante-presidente, no le metió la lupa gigante al maletín y sus portadores ¿Eso no es corrupción? ¿Acaso los transportadores del maletín eran o son imperialistas? La gente que no es tonta, no le creyó. Brutos, pero no pendejos.
Los hermanos Chacón – unos patas en el suelo – según palabras del comandante-presidente, llegaron de la noche a la mañana a poseer bancos, caballos de carreras y convertirse en una familia rica y potentada. Todo eso pasó ante la lupa gigante del comandante-presidente sin ser detectado. La reacción, cuando el escándalo era público y notorio, fue destituir a uno del gobierno, pasarlo al ostracismo y que siga la fiesta. La plataforma que contrató PDVSA se hundió en el mar, el tesoro nacional perdió una millonada, la lupa gigante no detectó nada. La gente que no es tonta, tampoco le creyó. Tontos, pero no ciegos.
La lupa gigante se terminó de dañar fue con el caso de los alimentos ¿no conformes? Podridos. En ese escándalo de corrupción pareciera que cayó una gota de acido muriático a los cristales de la lupa. No permitió ver nada al comandante-presidente, lo extraño es que para detectar semejante pudrición sólo se necesitaba un poco de olfato. Los olores nauseabundos de la pudrición llegaron al pueblo y al comandante-presidente, que se considera la encarnación del pueblo, no le llegó nadita y éste solo detectó un “pequeño descuido” del presidente de PDVAL. La gente que no es tonta tampoco le creyó. Tanto hedor y no hay olfato. Yo te aviso chirulí.
Ay, el poder. Este envilece, corrompe, ciega y hace perder el olfato. La lupa más inútil fue la que nos mostró en cadena nacional el comandante-presidente. ¿Y el olfato? También. Algo huele mal en el gobierno, no hay olfato y ojos propios para ver tampoco. La revolución está podrida. El 26 de septiembre el pueblo verá clarito, sin lupa, el voto castigo.
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