“Una cosa es continuar la historia
y otra repetirla”
Jacinto Benavente (1866-1954)
Dramaturgo y crítico español.
y otra repetirla”
Jacinto Benavente (1866-1954)
Dramaturgo y crítico español.
La Mesa de la Unidad decidió descartar el método de las encuestas para la escogencia de los candidatos que presentará la sociedad democrática. Compartimos plenamente esa posición. La experiencia reciente fue desastrosa. Hubo encuestadoras y encuestas para todos los gustos, con resultados a la medida de quien las pagaba. Valiéndose de esos supuestos resultados, los cogollos impusieron sus candidatos a contrapelo de lo que realmente quería y aspiraba la gente. En Anzoátegui fue de terror. Impusieron el pacto PAPI-MAMI, que nos condenó a una humillante derrota. El error de ayer, hay que corregirlo. El pueblo es sabio y no perdona.
Los partidos de la oposición democrática que conforman La Mesa de la Unidad ¡Al fin! pareciera escucharon el clamor de las regiones y localidades. Los cogollos están obligados a dar paso a la verdadera democracia. Hay que consultar al pueblo. En dónde existan candidatos únicos ¡Albricias! ese deben inscribirlo todos los partidos. Es la unidad perfecta. Dónde se presenten dos o más candidatos, de no llegar a un acuerdo entre ellos, consultamos al pueblo en elecciones primarias y será el pueblo que los ponga de acuerdo. El que no se someta a ese escrutinio popular, automáticamente, quedará fuera de juego. Es la hora de legitimar los liderazgos.
Nadie puede pensar que será el escogido pretendiendo eliminar los posibles competidores descalificándolos con argumentos pueriles. Los que impulsaron el pacto PAPI-MAMI por vergüenza deberían abstenerse empero, de persistir en sus aspiraciones, nadie puede negárselos, pero deben contarse para que sea el pueblo, en elecciones primarias, mediante el voto universal y secreto les pase la factura correspondiente o los legitime. Nadie puede pretender imponerse por forfait, mucho menos descalificando a sus propios compañeros de otros estados. Esa conducta es pérfida, infame y desleal. El que tiene rabo de paja, no debe acercase a la candela.
En Anzoátegui muchas organizaciones políticas, impulsamos las elecciones primarias. Creemos que es la única manera de darle la verdadera participación y protagonismo al pueblo. Los pactos cogollericos no deben repetirse. En Venezuela, por ahora, no hay partidos grandes ni pequeños. Las encuestas más reconocidas nos indican que entre todos apenas llegan al 12% y el que más puntuación alcanza es el 4.5% o sea entra en la categoría de minipartido. Esa realidad obliga a que consultemos a la gente, nos acordemos con la sociedad civil para presentar algunas personalidades de reconocida y probada trayectoria moral, ética, independencia y que no tenga objeción en la opinión pública. Los notables, pues. No hay que tener temor a reivindicar esa élite política. De que existen, existen, muy buenos y excelentes.
Vamos por buen camino. Hay el compromiso público de adelantar el proceso de las elecciones primarias. No hacerlo sería sentenciar una derrota previa y no se puede olvidar que en guerra avisada no muere soldado. Es propio del hombre equivocarse, pero también de rectificar. Es lo sabio e inteligente. En la zona sur, habrá primarias y elegiremos un candidato que unifique, no divida, sea ganador y garantice la victoria. Viene la continuación de la historia y no podemos repetirla con el pacto cogollerico PAPI-MAMI. No hay vuelta atrás, hay que respetar a la opinión pública. ¡Vale!
Los partidos de la oposición democrática que conforman La Mesa de la Unidad ¡Al fin! pareciera escucharon el clamor de las regiones y localidades. Los cogollos están obligados a dar paso a la verdadera democracia. Hay que consultar al pueblo. En dónde existan candidatos únicos ¡Albricias! ese deben inscribirlo todos los partidos. Es la unidad perfecta. Dónde se presenten dos o más candidatos, de no llegar a un acuerdo entre ellos, consultamos al pueblo en elecciones primarias y será el pueblo que los ponga de acuerdo. El que no se someta a ese escrutinio popular, automáticamente, quedará fuera de juego. Es la hora de legitimar los liderazgos.
Nadie puede pensar que será el escogido pretendiendo eliminar los posibles competidores descalificándolos con argumentos pueriles. Los que impulsaron el pacto PAPI-MAMI por vergüenza deberían abstenerse empero, de persistir en sus aspiraciones, nadie puede negárselos, pero deben contarse para que sea el pueblo, en elecciones primarias, mediante el voto universal y secreto les pase la factura correspondiente o los legitime. Nadie puede pretender imponerse por forfait, mucho menos descalificando a sus propios compañeros de otros estados. Esa conducta es pérfida, infame y desleal. El que tiene rabo de paja, no debe acercase a la candela.
En Anzoátegui muchas organizaciones políticas, impulsamos las elecciones primarias. Creemos que es la única manera de darle la verdadera participación y protagonismo al pueblo. Los pactos cogollericos no deben repetirse. En Venezuela, por ahora, no hay partidos grandes ni pequeños. Las encuestas más reconocidas nos indican que entre todos apenas llegan al 12% y el que más puntuación alcanza es el 4.5% o sea entra en la categoría de minipartido. Esa realidad obliga a que consultemos a la gente, nos acordemos con la sociedad civil para presentar algunas personalidades de reconocida y probada trayectoria moral, ética, independencia y que no tenga objeción en la opinión pública. Los notables, pues. No hay que tener temor a reivindicar esa élite política. De que existen, existen, muy buenos y excelentes.
Vamos por buen camino. Hay el compromiso público de adelantar el proceso de las elecciones primarias. No hacerlo sería sentenciar una derrota previa y no se puede olvidar que en guerra avisada no muere soldado. Es propio del hombre equivocarse, pero también de rectificar. Es lo sabio e inteligente. En la zona sur, habrá primarias y elegiremos un candidato que unifique, no divida, sea ganador y garantice la victoria. Viene la continuación de la historia y no podemos repetirla con el pacto cogollerico PAPI-MAMI. No hay vuelta atrás, hay que respetar a la opinión pública. ¡Vale!
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