miércoles, mayo 13, 2009

La Libertad de Expresión

“Denme libertad, o denme muerte”
Patrick Henry (1736-1799)
Patriota estadounidense y primer gobernador de Virginia.


Un país que se precie de ser libre, democrático y dónde se respeten los derechos humanos, tiene obligatoriamente que garantizar la libertad de expresión, promover la propagación de los más diversos puntos de vista sobre lo humano y lo divino, tolerar la crítica y contribuir decididamente para promover la batalla de las ideas. Es tiempo de palabra y no olvidar el aserto de don Benito Juárez “El respeto al derecho ajeno es la paz” Cercenar libertades es avivar la violencia y eso entre hermanos es fratricida. Hay que actuar con equilibrio y buen juicio.

No en vano nuestro libertador sentenció “La primera de todas las fuerzas es la opinión pública” La fuerza bruta, las armas de guerra más potentes, pueden liquidar físicamente, pero la inteligencia, las ideas, la verdad y la libertad de expresión siempre pervivirán por encima de las tumbas y los gobiernos opresores. José Martí dijo sabiamente “Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, a pensar y a hablar sin hipocresía” Más claro no podían cantar estos próceres de la libertad suramericana.

Nadie es dueño absoluto de la verdad. Existen tres verdades. Tú verdad, mi verdad y la verdad. Cada quien desde su trinchera de lucha, los medios a su alcance y su capacidad de discernimiento, las difundirá, confrontará, tratará de imponer y por sobre todas las cosas intentará convencer, más no vencer. Con las armas de guerra y el poder institucional pueden eventualmente vencer, pero no convencerán. He allí el dilema.

La libertad de expresión es un derecho humano fundamental, desarrollado impecablemente en nuestra constitución bolivariana. Nada, ni nadie podrá acallar la voz del pueblo que es la voz de Dios. Los medios de comunicación social, en medio de la pavorosa polarización que vive Venezuela, son canales dónde se expresan las dos visiones de país. Usted ve, escucha, digiere y saca sus conclusiones. No hay que temerle a la verdad del adversario, hacerlo es no tener convicción de las propias. El miedo es libre.

Imponer una sola visión, una sola ideología, una única verdad es monstruoso. ¡Oh! Libertad de expresión, cuantos ríos de sangre ha costado y costará tú defensa. En la historia de la humanidad, no todas las batallas se han librado con la artillería de la imprenta y el pensamiento. Revueltas violentas, guerras, sangre, sudor y lágrimas ha costado y se ha impuesto porque ella en sí misma comporta la gran verdad. La verdad de la vida. Lo otro es la muerte en vida.

No hay amenaza que valga, los gobiernos, todos y de todas las ideologías, civiles y militares, le han temido a la libertad de expresión. Han tenido y tienen la piel muy sensible a la crítica, a la confrontación de las ideas y a la denuncia. El riguroso escrutinio de la opinión pública, a los gobiernos autoritarios y con tendencia dictatorial les produce urticaria. Parecieran guardar secretos de lo público sin percatarse y obviando que en democracia, no hay secretos: todo tiene que ser público y transparente.

No hay que cerrar medios, el gobierno con todos los recursos, los mejores asesores y con más del 80% del espectro radioeléctrico para convencer tiene que optimizar sus programaciones, manejar la información equilibrada, oportuna y veraz. El pueblo es sabio, paciente y con el control en la mano ubica el canal que llena sus expectativas. Ese es el reto. Acribillar los medios, es matar el mensajero, pero el mensaje está allí vivito y coleando. Nunca lo olvidéis.

Los que celebran el cierre de un medio, mañana con seguridad pueden llorar lágrimas de sangre porque este ventarrón autoritario, dictatorial y enceguecido, no dejará ventana de libertad, por más humilde y pequeña que sea, que no golpee con fuerza devastadora. En la defensa de la libertad de expresión no hay alternativa entre vencer y morir. Necesario es vencer.

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