“El primer castigo del culpable es que
jamás será absuelto por su conciencia”
Agustín Pedro Justo (1876-1943)
Militar y político argentino.
jamás será absuelto por su conciencia”
Agustín Pedro Justo (1876-1943)
Militar y político argentino.
El que no la debe no la teme. El que actúo bien durante el ejercicio de un cargo de elección popular y aspira la reelección, no debe volverse loco impulsando una campaña electoral mil millonaria a costa del erario público. Tampoco puede, ni debe solicitar afectos, solidaridades, apoyos y votos mediante amenazas. Esa actitud de nerviosismo y desesperación más que ayudar, lo delata en cuerpo y alma ante los electores. El pueblo, sin interferencias, manipulaciones y publicidad excesiva premia o castiga. Entramos en la recta final y el nerviosismo es público, notorio y comunicacional.
Este 23 de noviembre, cuando el elector de la ciudad este frente a la máquina de votación, emitirá su voto reflexiva, juiciosa, sensata y conscientemente. Aguzará los sentidos, se despabilará y avivará sus deseos por un futuro mejor. Castigará un pasado malo y el presente peor. Los problemas del pasado se han agravado en el presente que concluye. Ambos tuvieron la oportunidad, fallaron, se enriquecieron, dilapidaron los dineros del pueblo y como hay impunidad en los tribunales de justicia para los ladrones del erario publico, funcionará y sentenciará con el voto, el inapelable y soberano tribunal de la opinión pública. Ese es el nerviosismo que se evidencia en está recta final.
Los vecinos de los sectores populares, a los cuales ahora visitan, caminan, le llevan una arepa – después de 47 meses de abandono – observan con curiosidad, molestia e irritación, el circo ambulante, la costosa y dispendiosa parafernalia con potentes equipos de sonido, escuadrón de guardaespaldas, vehículos blindados y lujosos, contratistas, empleados municipales, obreros de limpieza y uno que otro desempleado que obtiene algún pago, para formar parte de a comparsa. La gente que los observa, dice para sus adentros “El 23N, como el voto es secreto, “lo esperamos en la bajadita”. Es la razón del nerviosismo, desesperación y exasperación que expele chapuceramente el atorrante en esta recta final.
No hay cloacas, no hay drenajes, no hay calles transitables, no hay ampliación de acueductos, no hay electricidad, no han donado un transformador, no hay seguridad, no recogen la basura, no desmalezan, no compactan las calles, no hay política de capacitación de adultos, no dieron créditos para fortalecer la economía familiar, no hay gas directo, no hay una cancha deportiva en buenas condiciones, no construyeron el estadio de fútbol menor, no atendieron la red primaria de salud, no construyeron la plaza del ajedrez, no construyeron el estadio de softbol, no gestionaron la instalación de una sede de la UDO, no le dieron más nunca beca almuerzo a los estudiantes del IUTJAA, les quitaron un autobús que se pierde criminalmente en los patios de fundacar, no se anotan en la lucha para la construcción del velódromo y no habrá votos este 23N. Ante esa evidente realidad, hay que entender el nerviosismo, exasperación que escupe con su baba venenosa el atorrante, violento, corrupto y violador de derechos humanos en está recta final.
Este 23 de noviembre, cuando el elector de la ciudad este frente a la máquina de votación, emitirá su voto reflexiva, juiciosa, sensata y conscientemente. Aguzará los sentidos, se despabilará y avivará sus deseos por un futuro mejor. Castigará un pasado malo y el presente peor. Los problemas del pasado se han agravado en el presente que concluye. Ambos tuvieron la oportunidad, fallaron, se enriquecieron, dilapidaron los dineros del pueblo y como hay impunidad en los tribunales de justicia para los ladrones del erario publico, funcionará y sentenciará con el voto, el inapelable y soberano tribunal de la opinión pública. Ese es el nerviosismo que se evidencia en está recta final.
Los vecinos de los sectores populares, a los cuales ahora visitan, caminan, le llevan una arepa – después de 47 meses de abandono – observan con curiosidad, molestia e irritación, el circo ambulante, la costosa y dispendiosa parafernalia con potentes equipos de sonido, escuadrón de guardaespaldas, vehículos blindados y lujosos, contratistas, empleados municipales, obreros de limpieza y uno que otro desempleado que obtiene algún pago, para formar parte de a comparsa. La gente que los observa, dice para sus adentros “El 23N, como el voto es secreto, “lo esperamos en la bajadita”. Es la razón del nerviosismo, desesperación y exasperación que expele chapuceramente el atorrante en esta recta final.
No hay cloacas, no hay drenajes, no hay calles transitables, no hay ampliación de acueductos, no hay electricidad, no han donado un transformador, no hay seguridad, no recogen la basura, no desmalezan, no compactan las calles, no hay política de capacitación de adultos, no dieron créditos para fortalecer la economía familiar, no hay gas directo, no hay una cancha deportiva en buenas condiciones, no construyeron el estadio de fútbol menor, no atendieron la red primaria de salud, no construyeron la plaza del ajedrez, no construyeron el estadio de softbol, no gestionaron la instalación de una sede de la UDO, no le dieron más nunca beca almuerzo a los estudiantes del IUTJAA, les quitaron un autobús que se pierde criminalmente en los patios de fundacar, no se anotan en la lucha para la construcción del velódromo y no habrá votos este 23N. Ante esa evidente realidad, hay que entender el nerviosismo, exasperación que escupe con su baba venenosa el atorrante, violento, corrupto y violador de derechos humanos en está recta final.
Verdugo no chilla, a todo zascandil, le llega su domingo electoral y los electores que no son una manada de estúpidos, borregos, timoratos, sumisos y famélicos, le eructarán las arepas en las urnas electorales y le cobrarán con creces la desidia, incompetencia, arrogancia, vanidad, desplantes, amenazas e insolencias. Es la recta final y cada día, inexorablemente, se acerca el final y el nerviosismo se dispara. Este 24 de noviembre, al entregar el podercito que por un accidente electoral obtuvo, al aterrizar y pisar tierra, el gran castigo será, el de su conciencia – si es que tiene – Arriero somos y en el camino andamos.
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