“Estoy herido pero no muerto. Caeré y sangraré
pero luego volveré a levantarme y a luchar”
Oda de San Barton.
pero luego volveré a levantarme y a luchar”
Oda de San Barton.
Los auténticos luchadores sociales, los hijos de la ciudad, los que siempre hemos estado en la primera línea del combate, los que en el gobierno y desde la oposición nunca hemos abandonado nuestro compromiso con los supremos intereses de la comunidad, los que en las buenas y en las malas hemos dado la cara, los que siempre hemos mantenido viva nuestra preocupación por lo público y nunca nos hemos avergonzado de nuestra trayectoria política a pesar de todos los ataques despiadados, inhumanos y de baja ralea, hoy más que nunca tenemos la obligación de no eludir los retos del presente. Caminante no hay camino se hace camino al andar.
Los indiscutibles líderes políticos tenemos que salir a la calle, dar la batalla política con valentía. No se nos puede exigir con argumentos pueriles, llenos de ingenuidad y con una gran carga de mezquindad, que nos quedemos en nuestras casas enchinchorrados, vegetando, leyendo las noticias, viendo televisión, pegados a Internet, mirando en silencio e indiferentemente como se roban, dilapidan los mil millonarios presupuestos y asesinan vilmente los hijos del pueblo. El soberano nunca nos perdonaría que en el esplendor de nuestras vidas, con la experiencia acumulada y el prestigio personal adquirido, asumamos el papel de simples espectadores. Es como olvidar que el espíritu recto se regocija con el bien y sufre con el mal y hay mucha gente sufriendo con los males del presente. Con la verdad ni ofendo ni temo.
Hay que tener presente que los verdaderos líderes, son aquellos que arriesgan, que ganan y pierden. El honor ha de ser para quien permanece en el ruedo con el rostro manchado de tierra, de sudor, y de sangre, combatiendo con ánimo y aunque incurra en un yerro, vuelve a la carga una y otra vez, porque no hay esfuerzo sin errores y sin fallos. Estamos empeñados en lograr un propósito: darle a la ciudad un gobierno local decente, eficiente y de inclusión. Devolverles a los vecinos la tranquilidad y la paz. Atacar los problemas de fondo y no evadir la responsabilidad que nos entregue el pueblo. A nuestros detractores gratuitos les avisamos desde ya: por más que se nos ataque, vilipendie, calumnie e intimide, asumimos con responsabilidad los retos del presente.
Conocemos de grandes entusiasmos y de hondas emociones. Las metas que nos impulsan son superiores a nuestros críticos. Hemos obtenido victorias que administramos en su oportunidad con humildad y asimilado con grandeza cnuestras derrotas. Siempre lo hemos hecho con coraje para no ocupar un lugar junto a las frías y tímidas almas que no han sabido ni sabrán nunca lo que es una victoria ni una derrota. No es quien critica el que importa, ni quien comenta que pudo haber hecho mejor que quien lo hizo. Es por esa razón que aceptamos los retos del presente.
Los indiscutibles líderes políticos tenemos que salir a la calle, dar la batalla política con valentía. No se nos puede exigir con argumentos pueriles, llenos de ingenuidad y con una gran carga de mezquindad, que nos quedemos en nuestras casas enchinchorrados, vegetando, leyendo las noticias, viendo televisión, pegados a Internet, mirando en silencio e indiferentemente como se roban, dilapidan los mil millonarios presupuestos y asesinan vilmente los hijos del pueblo. El soberano nunca nos perdonaría que en el esplendor de nuestras vidas, con la experiencia acumulada y el prestigio personal adquirido, asumamos el papel de simples espectadores. Es como olvidar que el espíritu recto se regocija con el bien y sufre con el mal y hay mucha gente sufriendo con los males del presente. Con la verdad ni ofendo ni temo.
Hay que tener presente que los verdaderos líderes, son aquellos que arriesgan, que ganan y pierden. El honor ha de ser para quien permanece en el ruedo con el rostro manchado de tierra, de sudor, y de sangre, combatiendo con ánimo y aunque incurra en un yerro, vuelve a la carga una y otra vez, porque no hay esfuerzo sin errores y sin fallos. Estamos empeñados en lograr un propósito: darle a la ciudad un gobierno local decente, eficiente y de inclusión. Devolverles a los vecinos la tranquilidad y la paz. Atacar los problemas de fondo y no evadir la responsabilidad que nos entregue el pueblo. A nuestros detractores gratuitos les avisamos desde ya: por más que se nos ataque, vilipendie, calumnie e intimide, asumimos con responsabilidad los retos del presente.
Conocemos de grandes entusiasmos y de hondas emociones. Las metas que nos impulsan son superiores a nuestros críticos. Hemos obtenido victorias que administramos en su oportunidad con humildad y asimilado con grandeza cnuestras derrotas. Siempre lo hemos hecho con coraje para no ocupar un lugar junto a las frías y tímidas almas que no han sabido ni sabrán nunca lo que es una victoria ni una derrota. No es quien critica el que importa, ni quien comenta que pudo haber hecho mejor que quien lo hizo. Es por esa razón que aceptamos los retos del presente.
Llevamos casi diez años en la oposición y la hemos asumido con dignidad. Siempre he pensado que hay que ser útil desde el gobierno y desde la oposición. En ambos roles hemos asumido nuestra responsabilidad con la firme intención de servir y ser útiles. En el presente bien difícil que afrontamos, estamos de pié y seguimos luchando. El pueblo tiene la palabra.
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