“La estadística es una ciencia según la
cual todas las mentiras se tornan cuadros”
Pitigrilli (Dino Segre) (1893-1975)
cual todas las mentiras se tornan cuadros”
Pitigrilli (Dino Segre) (1893-1975)
Escritor italiano.
El gobierno luce súper poderoso. Tiene todos los poderes de su lado y en buena medida ha logrado una hegemonía comunicacional. Pero diferente a aquel personaje de la mitología griega, no posee una grieta vulnerable, posee varias y bien protuberantes. Más del 90% de la población observa con gran inquietud, preocupación y hasta con desesperación, la corrupción galopante, la incompetencia desesperante y la imposición fulminante de una reforma constitucional cuyo único objetivo es la presidencia vitalicia del Presidente Chávez. La última tiene urgencia ¿y las otras dos? Bien gracias.
El lector dirá, siempre hemos vivido con gobiernos corruptos. Es verdad. Los gobiernos pueden estar hasta que la gente quiera, una verdad relativa, porque aún cuando dominara las elecciones el mismo partido político, existía alternabilidad en la presidencia, pero dejemos esas dos grieticas pendientes e ingresemos a la más espinosa, peligrosa y delicada. La grietica de la incompetencia. De esta se generan la inseguridad, la inflación y la escasez. Estás son para la gran mayoría de los venezolanos – Chavistas y no chavistas – los talones de Aquiles del gobierno “revolucionario” y que pueden generar situaciones indeseables para todos.
El Presidente Chávez siempre le recuerda a sus seguidores que por los detalles se mete el demonio. La inseguridad, la inflación y la escasez tienen al gobierno de rodillas. Los medios gobierneros pueden pintar panoramas paradisíacos, el Presidente con su discurso de encantador de serpientes puede cantar misa, las estadísticas oficiales pueden detener los guarismos del costo de la vida, los encargados de la red de distribución de alimentos pueden declarar los millones de toneladas que distribuyen y los millardos en subsidio, pero la realidad que vive la gente es otra. Los productos no se consiguen y cuando hay están por las nubes. Eso revela que la incompetencia del gobierno es inconmensurable.
La incompetencia del gobierno está patentizada en la inseguridad, hija de las injusticias sociales, el fracaso del sistema educativo y la impunidad. La inflación, es la consecuencia de un gasto dispendioso, desmedido e irracional y falta de una política fiscal responsable. La escasez, viene dada por la inseguridad jurídica para los inversionistas, el desmantelamiento del aparato productivo y el fracaso estrepitoso en el sector agropecuario. Hoy, reconozcámoslo, somos más dependientes que nunca y la revolución en casi 9 años de gobierno marcha a la inversa de lo que pregona. No hemos logrado la mítica seguridad alimentaria.
Con la reforma constitucional y la reconversión monetaria no solucionarán los problemas de inseguridad, escasez e inflación. Hay la sensación, por lo que vivimos, que cada día que se acerca la imposición de esas dos medidas, se acrecienta la incompetencia del gobierno y la inseguridad, la inflación y la escasez, diezman al soberano. No hay que buscar a Dios por los rincones: con la aplicación de la actual constitución, propiciando la unidad nacional y buscando los mejores para gobernar, hay la seguridad que al país, se le evitan más traumas y podremos superar estos gravísimos problemas.
El lector dirá, siempre hemos vivido con gobiernos corruptos. Es verdad. Los gobiernos pueden estar hasta que la gente quiera, una verdad relativa, porque aún cuando dominara las elecciones el mismo partido político, existía alternabilidad en la presidencia, pero dejemos esas dos grieticas pendientes e ingresemos a la más espinosa, peligrosa y delicada. La grietica de la incompetencia. De esta se generan la inseguridad, la inflación y la escasez. Estás son para la gran mayoría de los venezolanos – Chavistas y no chavistas – los talones de Aquiles del gobierno “revolucionario” y que pueden generar situaciones indeseables para todos.
El Presidente Chávez siempre le recuerda a sus seguidores que por los detalles se mete el demonio. La inseguridad, la inflación y la escasez tienen al gobierno de rodillas. Los medios gobierneros pueden pintar panoramas paradisíacos, el Presidente con su discurso de encantador de serpientes puede cantar misa, las estadísticas oficiales pueden detener los guarismos del costo de la vida, los encargados de la red de distribución de alimentos pueden declarar los millones de toneladas que distribuyen y los millardos en subsidio, pero la realidad que vive la gente es otra. Los productos no se consiguen y cuando hay están por las nubes. Eso revela que la incompetencia del gobierno es inconmensurable.
La incompetencia del gobierno está patentizada en la inseguridad, hija de las injusticias sociales, el fracaso del sistema educativo y la impunidad. La inflación, es la consecuencia de un gasto dispendioso, desmedido e irracional y falta de una política fiscal responsable. La escasez, viene dada por la inseguridad jurídica para los inversionistas, el desmantelamiento del aparato productivo y el fracaso estrepitoso en el sector agropecuario. Hoy, reconozcámoslo, somos más dependientes que nunca y la revolución en casi 9 años de gobierno marcha a la inversa de lo que pregona. No hemos logrado la mítica seguridad alimentaria.
Con la reforma constitucional y la reconversión monetaria no solucionarán los problemas de inseguridad, escasez e inflación. Hay la sensación, por lo que vivimos, que cada día que se acerca la imposición de esas dos medidas, se acrecienta la incompetencia del gobierno y la inseguridad, la inflación y la escasez, diezman al soberano. No hay que buscar a Dios por los rincones: con la aplicación de la actual constitución, propiciando la unidad nacional y buscando los mejores para gobernar, hay la seguridad que al país, se le evitan más traumas y podremos superar estos gravísimos problemas.
¡Cuidado con ese talón de Aquiles! y les juro, no estoy descubriendo el agua tibia, lo que aquí describo es una realidad extraída de la vida real y no de estadísticas. Visiten un mercado y verán que no miento.
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