“Cuidado con la hoguera que enciendes contra
tu enemigo; no sea que te chamusque a ti mismo”
William Shakespeare (1564-1616)
Poeta y autor teatral inglés.
tu enemigo; no sea que te chamusque a ti mismo”
William Shakespeare (1564-1616)
Poeta y autor teatral inglés.
Increíblemente, muchos sectores políticos, pasan debajo de la mesa un hecho político de intolerable trascendencia. La prisión de Richard Blanco y el exilio de Oscar Pérez. Ubiquemos las cosas en su contexto. Chávez no perdona que los sectores democráticos lo hayan derrotado en la capital de la república y ha focalizado su venganza en los protagonistas principales. Los líderes de Alianza Bravo Pueblo: Antonio Ledezma, Richard Blanco y Oscar Pérez. Lo que está a la vista no necesita anteojos.
No es casual que una vez que se produce la victoria de Antonio Ledezma, en representación de la unidad de todos los factores democráticos, pero sin perder su condición de líder fundamental de ABP. No le hicieran formal entrega del gobierno capitalino. Tuvo la necesidad de juramentarse en la Plaza Bolívar bajo amenazas de muerte. Lleno de coraje y valentía, lo logró. Una vez en ejercicio del cargo, no pudo instalarse en el Palacio de Gobierno, porque fue secuestrado por las hordas chavistas. Era el inició de la crónica de una venganza anunciada
No contentos con esto el propio Chávez ordena al pelotón de fusilamiento que hace la función de Asamblea Nacional, que fabrique o invente una ley a su medida con el único y exclusivo propósito de burlar la soberanía popular, desmantelar al Alcaldía Metropolitana y aplicar un salvaje dedazo designando una autoridad única en la capital a contrapelo de la opinión que manifestaron los electores. La persecución no se detiene allí. Las pocas competencia que le dejaron a Ledezma, las torpedean y sabotean negándole los recursos que por ley le corresponden. Los más parecido a una acción del crimen organizado. Fríamente calculada y mejor ejecutada. El pueblo observa, ve, calla, pero le llegará la hora de cobrar. A la hora de pagar nadie es tramposo.
Eso no sacia la sed de venganza del comandante. Está conciente que el gran perdedor, perjudicado y castigado es el pueblo de Caracas, los trabajadores de la Alcaldía Metropolitana y el sistema democráticos el cual fusilan cuando irrespetan y burlan la voluntad popular, pero tienen que ir más allá. Zampan en una ergástula tenebrosa al Presidente del partido que lidera el legítimo Alcalde Metropolitano por un delito inexistente y dónde el presunto agredido fue salvado de la agresión por el, ahora, supuesto agresor. Una aberración jurídica del tamaño de una catedral. Estamos en presencia de una justicia bizarra.
La persecución en caliente contra los líderes de Alianza Bravo Pueblo no se detiene. Cruza fronteras, viola soberanía y las más elementales reglas de convivencia democrática. Criminalizan la protesta y escogen con pinzas a los supuestos criminales de ejercer ese derecho constitucional. Richard Blanco y Oscar Pérez las víctimas. Nada más y nada menos Presidente y Secretario General en ejercicio de ABP a nivel nacional. La intención es obvia. No pueden quitar del camino a Ledezma, pero le golpean en la línea media. Una estrategia macabra que también perjudica al sistema democrático. El que tenga ojos que vea.
Ahora bien. ¿Qué dicen los partidos políticos de semejante violación de la soberanía partidista? ¿Por qué no denuncian ante la OEA y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos el encarcelamiento del Presidente de una organización política y la persecución de su Secretario General que lo llevó a exiliarse? Esto es un crimen político y hay que recordarles a los líderes de los demás partidos aquel adagio español: “Cuando veas las bardas de tú vecino arder pon las tuyas en remojo”
No es casual que una vez que se produce la victoria de Antonio Ledezma, en representación de la unidad de todos los factores democráticos, pero sin perder su condición de líder fundamental de ABP. No le hicieran formal entrega del gobierno capitalino. Tuvo la necesidad de juramentarse en la Plaza Bolívar bajo amenazas de muerte. Lleno de coraje y valentía, lo logró. Una vez en ejercicio del cargo, no pudo instalarse en el Palacio de Gobierno, porque fue secuestrado por las hordas chavistas. Era el inició de la crónica de una venganza anunciada
No contentos con esto el propio Chávez ordena al pelotón de fusilamiento que hace la función de Asamblea Nacional, que fabrique o invente una ley a su medida con el único y exclusivo propósito de burlar la soberanía popular, desmantelar al Alcaldía Metropolitana y aplicar un salvaje dedazo designando una autoridad única en la capital a contrapelo de la opinión que manifestaron los electores. La persecución no se detiene allí. Las pocas competencia que le dejaron a Ledezma, las torpedean y sabotean negándole los recursos que por ley le corresponden. Los más parecido a una acción del crimen organizado. Fríamente calculada y mejor ejecutada. El pueblo observa, ve, calla, pero le llegará la hora de cobrar. A la hora de pagar nadie es tramposo.
Eso no sacia la sed de venganza del comandante. Está conciente que el gran perdedor, perjudicado y castigado es el pueblo de Caracas, los trabajadores de la Alcaldía Metropolitana y el sistema democráticos el cual fusilan cuando irrespetan y burlan la voluntad popular, pero tienen que ir más allá. Zampan en una ergástula tenebrosa al Presidente del partido que lidera el legítimo Alcalde Metropolitano por un delito inexistente y dónde el presunto agredido fue salvado de la agresión por el, ahora, supuesto agresor. Una aberración jurídica del tamaño de una catedral. Estamos en presencia de una justicia bizarra.
La persecución en caliente contra los líderes de Alianza Bravo Pueblo no se detiene. Cruza fronteras, viola soberanía y las más elementales reglas de convivencia democrática. Criminalizan la protesta y escogen con pinzas a los supuestos criminales de ejercer ese derecho constitucional. Richard Blanco y Oscar Pérez las víctimas. Nada más y nada menos Presidente y Secretario General en ejercicio de ABP a nivel nacional. La intención es obvia. No pueden quitar del camino a Ledezma, pero le golpean en la línea media. Una estrategia macabra que también perjudica al sistema democrático. El que tenga ojos que vea.
Ahora bien. ¿Qué dicen los partidos políticos de semejante violación de la soberanía partidista? ¿Por qué no denuncian ante la OEA y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos el encarcelamiento del Presidente de una organización política y la persecución de su Secretario General que lo llevó a exiliarse? Esto es un crimen político y hay que recordarles a los líderes de los demás partidos aquel adagio español: “Cuando veas las bardas de tú vecino arder pon las tuyas en remojo”
Estamos ante una brutal venganza, pero también ante una criminalización del ejercicio político y eso viola derechos humanos fundamentales. Uno entiende que la hoguera está chamuscando al que la prendió, las encuestas lo reflejan, pero hay que meter muy bien la lupa en este caso. No hay peor ciego que el que no quiere ver.
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