“A los silenciosos no se les
puede quitar la palabra”
Stanislaw Jerzy Lec (1909-1966)
Escritor polaco.
puede quitar la palabra”
Stanislaw Jerzy Lec (1909-1966)
Escritor polaco.
La frase que titula este artículo, la tomo del blogs de Nixon Moreno. Hasta hace poco estudiante en la Universidad de los Andes. En ese tiempo, también estudio en esa prestigiosa universidad venezolana, el hoy flamante Ministro del Poder Popular para las Relaciones Interiores y Justicia (MIJ). Los dos fueron líderes estudiantiles. Luchadores por las reivindicaciones de sus compañeros de estudios y por todo lo que beneficiara a su casa de estudios desde el punto de vista académico, económico y estructural. La vocación política y de luchadores sociales persistentes de ambos no esta en discusión. Eso es excelente y celebramos.
En ese rol, desde sus trincheras políticas, confrontaron democráticamente. Nixon blandiendo las banderas de los sectores de la oposición y Tarek alzando las banderas del oficialismo. Los que provenimos del movimiento estudiantil, no nos horrorizamos por la politización de las luchas estudiantiles. Es normal. Cada quien defiende su ideología, doctrina, filosofía, color político y punto de vista. Lo relevante, de la lucha estudiantil, es que una vez pasados los procesos electorales, computados los resultados y asignados los cargos en el Centro de Estudiantes, Consejo Directivo y Profesoral, todos terminan unidos impulsando las luchas reivindicativas con todas las fuerzas y en la misma dirección. No importa el cargo, lo importante es la voluntad, capacidad y entrega para la lucha.
Los procesos electorales estudiantiles en la ULA, se complicaron, cuando el oficialismo, no pudo ganarle una elección a Nixon Moreno. Metieron al Consejo Nacional Electoral. No pudieron. Llevaron el caso al TSJ, lograron suspender las elecciones, pero como los hechos son tercos, llegó el tiempo de convocarlas y Nixon Moreno, les volvió a ganar ampliamente. En ese marco hubo disturbios, acusaron el líder estudiantil (triunfador) de una imaginaria violación (la supuesta víctima lo niega) nombraron a su contendor Ministro, la persecución que desataron contra Nixon es feroz, no lograron apresarlo y, a pesar del cerco judicial y policial, la ira desatada y la sed de venganza, logró acceder a la Nunciatura, solicitó asilo. El jueves 3 de mayo logra el asilo de El Vaticano, pero el gobierno negó el salvoconducto atropellando el estado de derecho internacional condenándolo a permanecer recluido en la Nunciatura hasta que hace pocos días se fugó para resguardar su vida. Las amenazas eran públicas, notorias y comunicacionales. Rompió el anillo de seguridad y asumió el peligroso rol de perseguido político en la clandestinidad. Toda una Odisea.
Durante todo ese tiempo, Nixon Moreno fue amenazado de muerte, han intentado asesinarlo moral y éticamente desde las alturas del poder. No obstante, obtuvo su título como profesional universitario, ganó la batalla de la opinión pública que siempre lo ha visto como una víctima de la politización de la justicia para criminalizar y perseguir a quien disienta de las posiciones del gobierno y máxime si les gana limpiamente elecciones. En ese escenario tenebroso, Nixon Moreno ha dicho y repetido “No me callaran” y uno puede adicionar: tampoco lograron derrotarlo electoralmente: Por ahora y razones obvias, está silencioso, pero más temprano que tarde no le podrán quitar la palabra. La justicia tarda, pero llega.
La venganza de Tarek El Aissami, no la ha podido concretar. Nixon Moreno lo derrotó como dirigente estudiantil y lo ha derrotado como ministro. Nunca le pudo ganar una elección y ahora como ministro escabulléndosele a placer le ratifica su incapacidad e ineptitud. Reconozcan que perdieron y garantícenle a Nixon sus derechos ciudadanos. Basta de odios y persecuciones. Es tiempo de palabra y como Nixon, nadie debe callar.
En ese rol, desde sus trincheras políticas, confrontaron democráticamente. Nixon blandiendo las banderas de los sectores de la oposición y Tarek alzando las banderas del oficialismo. Los que provenimos del movimiento estudiantil, no nos horrorizamos por la politización de las luchas estudiantiles. Es normal. Cada quien defiende su ideología, doctrina, filosofía, color político y punto de vista. Lo relevante, de la lucha estudiantil, es que una vez pasados los procesos electorales, computados los resultados y asignados los cargos en el Centro de Estudiantes, Consejo Directivo y Profesoral, todos terminan unidos impulsando las luchas reivindicativas con todas las fuerzas y en la misma dirección. No importa el cargo, lo importante es la voluntad, capacidad y entrega para la lucha.
Los procesos electorales estudiantiles en la ULA, se complicaron, cuando el oficialismo, no pudo ganarle una elección a Nixon Moreno. Metieron al Consejo Nacional Electoral. No pudieron. Llevaron el caso al TSJ, lograron suspender las elecciones, pero como los hechos son tercos, llegó el tiempo de convocarlas y Nixon Moreno, les volvió a ganar ampliamente. En ese marco hubo disturbios, acusaron el líder estudiantil (triunfador) de una imaginaria violación (la supuesta víctima lo niega) nombraron a su contendor Ministro, la persecución que desataron contra Nixon es feroz, no lograron apresarlo y, a pesar del cerco judicial y policial, la ira desatada y la sed de venganza, logró acceder a la Nunciatura, solicitó asilo. El jueves 3 de mayo logra el asilo de El Vaticano, pero el gobierno negó el salvoconducto atropellando el estado de derecho internacional condenándolo a permanecer recluido en la Nunciatura hasta que hace pocos días se fugó para resguardar su vida. Las amenazas eran públicas, notorias y comunicacionales. Rompió el anillo de seguridad y asumió el peligroso rol de perseguido político en la clandestinidad. Toda una Odisea.
Durante todo ese tiempo, Nixon Moreno fue amenazado de muerte, han intentado asesinarlo moral y éticamente desde las alturas del poder. No obstante, obtuvo su título como profesional universitario, ganó la batalla de la opinión pública que siempre lo ha visto como una víctima de la politización de la justicia para criminalizar y perseguir a quien disienta de las posiciones del gobierno y máxime si les gana limpiamente elecciones. En ese escenario tenebroso, Nixon Moreno ha dicho y repetido “No me callaran” y uno puede adicionar: tampoco lograron derrotarlo electoralmente: Por ahora y razones obvias, está silencioso, pero más temprano que tarde no le podrán quitar la palabra. La justicia tarda, pero llega.
La venganza de Tarek El Aissami, no la ha podido concretar. Nixon Moreno lo derrotó como dirigente estudiantil y lo ha derrotado como ministro. Nunca le pudo ganar una elección y ahora como ministro escabulléndosele a placer le ratifica su incapacidad e ineptitud. Reconozcan que perdieron y garantícenle a Nixon sus derechos ciudadanos. Basta de odios y persecuciones. Es tiempo de palabra y como Nixon, nadie debe callar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario