Las arepas de la humillación

“El medio más fácil para ser engañado
es creerse más listo que los demás”
Francois de La Rochefoucauld (1613-1680)

Político y escritor francés.

Van 44 meses de gobierno municipal. Los presupuestos que se han manejado durantes ese período son los más fabulosos de la historia de la ciudad. El despilfarro, la corrupción, la falta de sensibilidad social y la ineficiencia atentaron contra cualquier acción municipal en los sectores populares. El profundo desprecio por los vecinos más necesitados está a la vista. Los problemas que existían a la fecha llegan a tal extremo de gravedad que tienen prácticamente aislado a más de 80% de la población y ahora cuando se avecinan las elecciones, los responsables de esa desgracia, se aparecen con una arepa para redondear la humillación. Es bueno cilantro pero no tanto.

Los vecinos de los sectores populares son conocedores de las francachelas que montan en los más lujosos y costosos negocios de la ciudad – todo a cuenta del erario municipal – derrochando los dineros del pueblo; dicen y comentan “Que vergüenza, ahora se aparecen con las arepas de la humillación ofreciendo villas y castillos. Yo te aviso chirulí, perro macho se capa una sola vez. El 23 de noviembre al equipo de la corrupción le vamos a meter 9 arepas para que respeten” Nosotros que le ponemos oído al pueblo, les respondemos como el maracucho “Qué queréis que te diga” Es la verdad y por la verdad murió Cristo.

Nunca antes un gobierno local había naufragado en un océano de dinero como el actual. Perdimos la oportunidad del siglo para resolver los problemas de fondo de la ciudad – Plan Local de Desarrollo Urbano, sistema de drenajes, red de cloacas, agua, electricidad, gas directo, infraestructura para la nueva zona industrial – todos los recursos se fueron por el albañal de la corrupción, justificados en pintura de mala calidad, siembra de árboles ornamentales y obras suntuosas de dudosa utilidad pública – cuando llueve la gente y los vehículos quedan a merced de las inundaciones – No existió, ni existe sentido práctico de las prioridades y perdimos 4 preciosos años. Lo que está a la vista no necesita anteojos.

A medida que se acerca la inexorable fecha de entregar cuentas al pueblo – ante el poder legislativo, los concejos comunales y la comunidad nunca se conoció una memoria y cuenta – en las urnas electorales, se extiende el pánico y pierden el sentido del ridículo. Los asesores y creativos, que raspan la olla, les plantean estrategias de campaña que más que ayudarlos, los ridiculizan ante el alma más desprevenida “Una arepa con mi pueblo” ¡Arepa! ¡Que riñones! la gente no tiene agua, luz, gas, seguridad, aceras, calles, no pueden ni salir de las viviendas y la solución a sus graves problemas es llevarle una arepa sin relleno y una cotorra vacía e insulsa. Habéis visto mayor burla y humillación.

La gente que sabe más que los corocoros fritos, que preparaba nuestra siempre bien recordada y mejor amiga, la gorda Eulalia en el mercado los mira de reojo y murmura. A la hora de pagar nadie es tramposo y el 23 de noviembre los votantes los esperamos en la bajadita para cobrarse la humillación de las arepas con votos.

A propósito, seria interesantísimo verlo comerse una arepa con los vecinos de la antigua Obras Públicas Municipales o los residentes de la urbanización Las Mercedes. El espectáculo sería de órdago. El tipo se cree más listo que los demás.