“Creo en la democracia porque da rienda
suelta a las energías de todo ser humano”
Thomas Woodrow Wilson (1856-1924)
Político estadounidense, presidente de EEUU. 1913-1921.
suelta a las energías de todo ser humano”
Thomas Woodrow Wilson (1856-1924)
Político estadounidense, presidente de EEUU. 1913-1921.
En el marco de la democracia participativa y protagónica que pregona este gobierno y que está plenamente establecida en la vigente Constitución Bolivariana de Venezuela, no hay ninguna duda, que para darle impulso a ese principio constitucional, tiene que profundizarse la descentralización. No basta con la elección de gobernadores y alcaldes por el voto universal, directo y secreto de los ciudadanos, hay que transferirles, mediante los mecanismos legales, las competencias y proveerles los recursos para el desempeño óptimo de sus funciones y desde luego reglamentar sus deberes, obligaciones, funciones y atribuciones. Unos gobiernos regionales y locales con todas las de la ley. Esa debe ser la meta.
La experiencia, hasta la fecha, con todos los errores que podamos endilgarle a la descentralización, ha tenido un éxito relativo. En algunos casos, la gente ha equivocado la elección, en otras, aún cuando ha acertado, las limitaciones legales, económicas y políticas, no permitieron un desempeño mejor en la gestión. Ambos casos, son corregibles y perfectibles. El Pueblo cada día está más alerta, informado y conciente del rol que le toca jugar en la nueva sociedad y los legisladores están obligados a corregir las distorsiones detectadas en esta maravillosa experiencia para perfeccionarlos. Ese es el reto del presente.
Estoy plenamente de acuerdo con la reelección de alcaldes y gobernadores por un nuevo y único período. Ese, para mí, es el verdadero referéndum. La gestión es buena y exitosa, hay que aprobarla. La gestión es mala y pésima, hay que reprobarla. En los votos de los electores está la sabia decisión. En lo que no estoy, ni estaré de acuerdo es en la pretensión de volver a la dedocracia para designar a estos funcionarios y mucho menos en limitarles su campo de acción. En esa dirección, hay que obligar a alcaldes y gobernadores a descentralizar la descentralización. Es decir, que la descentralización, llegue a las Juntas Parroquiales, los Consejos Comunales, las Asambleas de Vecinos y las comunidades organizadas. Esa es la verdadera democracia participativa y protagónica.
Con la profundización de la descentralización, se le da poder al pueblo. Las decisiones de gobierno que afectan la vida cotidiana deben tomarlas las autoridades en consulta y consenso con los vecinos. La contraloría social – hay que aprobar la ley – la ejercerían los ciudadanos y no hay, un ápice de dudas, de que los resultados en la inversión y ejecución de las obras y utilización de los presupuestos en servicios esenciales de salud, educación, seguridad, vivienda, deportes y asistencias sociales lograrían un mejor rendimiento. No nos dejemos encandilar por falsos espejismos y el argumento de la gestión nefasta y corrupta de algunos gobernadores y alcalde que sólo buscan justificar un retroceso en nuestras conquistas democráticas. Eso es corregible y perfectible en una elección y con la aprobación de leyes que le den poder al pueblo.
La experiencia, hasta la fecha, con todos los errores que podamos endilgarle a la descentralización, ha tenido un éxito relativo. En algunos casos, la gente ha equivocado la elección, en otras, aún cuando ha acertado, las limitaciones legales, económicas y políticas, no permitieron un desempeño mejor en la gestión. Ambos casos, son corregibles y perfectibles. El Pueblo cada día está más alerta, informado y conciente del rol que le toca jugar en la nueva sociedad y los legisladores están obligados a corregir las distorsiones detectadas en esta maravillosa experiencia para perfeccionarlos. Ese es el reto del presente.
Estoy plenamente de acuerdo con la reelección de alcaldes y gobernadores por un nuevo y único período. Ese, para mí, es el verdadero referéndum. La gestión es buena y exitosa, hay que aprobarla. La gestión es mala y pésima, hay que reprobarla. En los votos de los electores está la sabia decisión. En lo que no estoy, ni estaré de acuerdo es en la pretensión de volver a la dedocracia para designar a estos funcionarios y mucho menos en limitarles su campo de acción. En esa dirección, hay que obligar a alcaldes y gobernadores a descentralizar la descentralización. Es decir, que la descentralización, llegue a las Juntas Parroquiales, los Consejos Comunales, las Asambleas de Vecinos y las comunidades organizadas. Esa es la verdadera democracia participativa y protagónica.
Con la profundización de la descentralización, se le da poder al pueblo. Las decisiones de gobierno que afectan la vida cotidiana deben tomarlas las autoridades en consulta y consenso con los vecinos. La contraloría social – hay que aprobar la ley – la ejercerían los ciudadanos y no hay, un ápice de dudas, de que los resultados en la inversión y ejecución de las obras y utilización de los presupuestos en servicios esenciales de salud, educación, seguridad, vivienda, deportes y asistencias sociales lograrían un mejor rendimiento. No nos dejemos encandilar por falsos espejismos y el argumento de la gestión nefasta y corrupta de algunos gobernadores y alcalde que sólo buscan justificar un retroceso en nuestras conquistas democráticas. Eso es corregible y perfectible en una elección y con la aprobación de leyes que le den poder al pueblo.
Hay que defender la descentralización y su profundización. Los errores de la democracia se corrigen con más democracia. Y si es participativa y protagónica como lo establece la constitución mucho mejor porque da rienda suelta a las energías de todos los venezolanos. No busquemos a Dios por los rincones.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario